Congreso, Barrilito y Cofrecito…
Buenos días. En algún momento tendrá que producirse en República Dominicana un debate honorable en torno al tamaño y costo del Congreso Nacional, y dentro de este, acerca de los cuestionados Barrilito y Cofrecito. Habremos de sincerizarnos y asumir con responsabilidad la tarea de evaluar si conviene, si es necesario, si el pueblo, el contribuyente, puede seguir cargando con un aparato supernumerario, costoso y, por demás, plagado de ruidos y cuestionamientos, que embarran a los partidos políticos y al propio Estado. Resulta una afrenta abusiva e indigna que, por ejemplo, en 2024 el Congreso Nacional se gaste 25 millones de pesos diarios, 9 mil millones en todo el año, mientras persisten y se agolpan en el tiempo calamidades, problemas y necesidades que su supuesto representado, el pueblo dominicano, no logra superar. Y en ese contexto indignante y abusivo, destaca como vergüenza mayor la insistencia en mantener los irritantes privilegios canalizados a través de los cuestionados barrilito y cofrecito, sin dudas dos aberrantes prácticas de corrupción legalizada. El mal llamado Fondo de Asistencia Social con el que muchos legisladores costean sus caros y exigentes estilos de vida, representa un costoso sacrificio que el pueblo dominicano, los que pagan impuestos, tiene que pagar y que se eleva a 253 millones por solo este año. Son estas aborrecibles prácticas que llevan a muchos a creer que, en vez del gobierno del pueblo y para el pueblo, la democracia es una piñata que disfrutan unos cuantos.
