Buenos días. Por donde quiera que se analice, República Dominicana es sinónimo de incorregible caos y fracaso en materia de tránsito. El problema se fortalece en el tiempo y las “soluciones” que se han puesto en marcha, como la aprobación de una nueva ley y la creación del Instrant, han derivado en un lamentable fracaso. En el persistente desorden intervienen factores que denotan la incompetencia del Estado para proveer un sistema de transporte con menos riesgos, más regulado y con menor peso de incidencia en las estadísticas de accidentes, de heridos y muertos. Entre esos factores destacan la ausencia de topes a la importación de vehículos y el alto cumulo de motocicletas que, como chivos sin ley, circulan por toda la geografía nacional. Un reciente estudio de la Defensoría del Pueblo pone de relieve que el país registraba la cantidad de 5 millones 810 mil 888 vehículos hasta diciembre de 2023, justo 346 mil 892 unidades más que en 2022. Y lo que es por, de esos que llegaron “solo el 45.16 % son cero kilómetros y hay 2 millones 155 mil 470 con al menos 24 años de fabricación”. Respecto a las motocicletas se registran 2.3 millones de unidades, pero un total de 1.5 millones no están registradas y no pagan placa. Este componente vehicular es responsable de la mayor cuota de muertos y lesionados en accidentes de tránsito, además de ser el medio más usado para cometer acciones delincuenciales. En definitiva y como resultado del caos permitido, República Dominica ocupa el primer lugar en el mundo en mortalidad vial por cada cien mil habitantes. ¡Pero seguimos haciendo cuentos, sin definir y asumir una política integral seria y sostenida para subsanar este insoportable cáncer!
