Es muy difícil creer en el sistema político dominicano, en su estructura social, económica y cultural, ni en las propuestas de sus reformas fiscales y constitucionales por lo general llenas de mentiras. Buscan trajes para su impunidad futura, no son convincente pues de sólo escucharlos se puede percibir la mezcla de mentiras, oportunismo, cinismo arrogante, petulancia social, y el deseo de utilizar a los demás cómo tontos, así como a la insensatez cómo norma.
Vivimos un tiempo de mentiras permanentes, que enmascaran la verdad, en tiempo de la manipulación exacta, sobretodo después de la reelección del gobierno, que crea la dependencia de la gobernabildad, y él compromiso con la gobernanzas.
Algunas personas están tan acostumbradas a la falsedad, que ya no son conscientes cuando son sinceras o hipócritas.
El poder de la mentira,por la fortuna, no conoce límites intrínsecos. La verdad de hecho puede ciertamente ser destruida,pero no sustituida, la tergiversación como norma se impone en los desmanes, del populismo clientelar, como algo normal de la cultura dominante en República Dominicana.
Una falsedad histórica en sentido exacto,construida de manera totalmente artificial,es imposible. En efecto, una mínima grieta es suficiente para que un día todo el engaño sea desenmascarado.
Creo que nuestra realidad pide a gritos más ética en la política para potenciar la propia democracia. Ética y política están muy cerca la una de la otra y se hallan mutuamente imbricadas.
Los hipócritas siempre me han causado más desconcierto que disgusto porque no logro descifrar lo que pasa en su mente, sobre todo los que son tan extremos que ni siquiera saben que son hipócritas.
Los admiro más que a los malabaristas, que ya me causan asombro en el modo de mantener tantas clavas volando al mismo tiempo sin que se les caigan muchas.
Me asombra su disciplina para no enredarse. Por eso evito mentir, porque soy muy bruto y me enredo y si hoy finjo que cojeo de la pierna izquierda mañana puedo ponerme a cojear de la derecha, y se me caen los santos.
El embustero es tan disciplinado que no le pasan esas cosas, así, como cuando vemos a este circos de embarcarse en defender las reformas, palaciega que van a imponer por mayoría, para adecuarlo al ya gobernantes modelo corruptos, que esta bien definido y aceptado por los incautos.
Vayas perlas de discursos discordantes y mentiras ambulatorias, que manejan el entorno oficial de los congéneres oportunistas de ayer, y los instructores pasantes del clientelismo de hoy.