Buenos días. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, formuló un llamado a la comunidad internacional a unirse en la lucha contra el fentanilo, que se ha convertido en el rey mundial del despreciable negocio de las drogas. El funcionario prometió para la causa 175 millones de dólares y anunció la formación de una coalición de 151 países para combatir los estragos de la peligrosa droga sintética. La reacción de Blinken obedece al hecho de que, al día de hoy, la gran nación del norte y en menor proporción otros países europeos, está patas arriba debido al incremento exponencial del consumo de fentanilo y la cantidad de muertes que provoca cada día. Esa droga sintética tiene la particularidad de ser 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina, con el agravante de que es mucho más barato. A causa de sobredosis 150 personas pierden la vida cada día en Estados Unidos y solo en 2023 murieron más de 70 mil consumidores. El llamado de Blinken pudiera tener las mejores intenciones, pero es difícil que resulte exitoso por ser ambivalente y de débil caracter. La lucha sugerida no debe ser solo contra el fentalilo, sino contra todas las drogas naturales y sintéticas que amenazan con convertir al globo terráqueo en una gigante aldea de zombis y parásitos. Hay que blindar a la humidad contra el tráfico y consumo de drogas, pero no con formulitas de aguas tibias, ni soñando despierto. Hay que hacerlo creando un gran frente universal que declare y aplique la sentencia de muerte para productores y traficantes. Es que no basta con matar las purgas…
