Buenos días. Es un hecho irreversiblemente consumado que la Asamblea Revisora de la Constitución, se salió con la suya respecto a la racional y necesaria reducción del número de diputados. Lo que la racionalidad demuestra es que República Dominicana no necesita mantener a 190 diputados consumiendo un enorme presupuesto y beneficiándose de privilegios irritantes, que naturalmente tiene que costear el contribuyente, el pueblo en sentido general. Esos diputados no representan a nadie más que no sea a sus partidos e intereses particulares. Esos diputados, una vez pasan las elecciones, se desconectan de los que habitan las demarcaciones geográficas que supuestamente representan, además de que sus “iniciativas” en provecho de estas son mínimas por no decir ningunas. El problema radica en que no se piensa en función de los intereses colectivos, en que nadie desde el poder se detiene a meditar acerca de la funcionalidad de lo que tenemos hoy, que por demás funge como gran aparato derrochador de recursos donde los irritantes privilegios sencillamente ofenden. Y no se trata de ir contra la corriente de nada, sino de observar con sentido crítico la utilidad, beneficios y conveniencias para la democracia y el pueblo dominicano, de tan desafiante afrenta. ¿A quién representan esos diputados?
