La política dominicana se encuentra en un punto de inflexión crítico, marcado por la alianza entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo (FP). Esta alianza, forjada en un contexto de competencia y supervivencia, ha generado un debate intenso sobre su viabilidad y las consecuencias potenciales para el futuro político de ambas organizaciones.
El PLD, fundado en 1973 por el profesor Juan Bosch, ha sido un pilar en la política dominicana, sobreviviendo a múltiples crisis. Sin embargo, la alianza con la FP presenta un desafío sin precedentes. La FP, liderada por el expresidente Leonel Fernández, comparte con el PLD no solo una historia común sino también una base social y electoral.
La alianza entre el PLD y la FP incluye un acuerdo parcial en el orden senatorial y un compromiso de apoyo mutuo en caso de una segunda vuelta electoral. Este acuerdo podría ser decisivo si el Partido Revolucionario Moderno (PRM) no logra una victoria en la primera vuelta del 19 de mayo. En este caso, la supervivencia de PLD o FP podría depender de su capacidad para clasificar y recibir el apoyo del otro en la segunda vuelta.
La alianza ha llevado a especulaciones sobre si el partido que no clasifique realmente apoyará al otro. Expertos y líderes de opinión argumentan que es improbable que el partido descalificado apoye al clasificado, ya que la supervivencia de uno parece depender de la derrota del otro. No obstante, la politóloga Rosario Espinal ha señalado que los dominicanos prefieren decidir en la primera vuelta y que la posibilidad de una segunda vuelta es remota.
Si el PLD no clasifica, podría argumentarse que le convendría más que la alianza no gane las elecciones. Un gobierno de la FP podría significar la absorción del PLD, dada la competencia por el liderazgo opositor y la base electoral compartida. Lo mismo podría ocurrir con la FP en un gobierno liderado por el PLD. El propio Danilo Medina en algún momento se refirió a esta alianza como «una alianza rara» o «la alianza de la desconfianza».
La alianza entre el PLD y la FP es un reflejo de la dinámica política cambiante en la República Dominicana. Mientras que la cooperación podría ser una estrategia para enfrentar al PRM, también plantea riesgos significativos para la identidad y la supervivencia de ambos partidos. La situación es un delicado equilibrio entre la colaboración y la competencia, donde la decisión de los votantes en la primera vuelta podría determinar el curso de la política dominicana en los próximos años. Esta alianza, forjada en un contexto de competencia y supervivencia, ha generado un debate intenso sobre su viabilidad y las consecuencias potenciales para el futuro político de ambas organizaciones
