El deslizamiento violento de rocas y hielo provocó también un tsunami de 200 metros de altura, el mayor registrado desde 1980. Los científicos advierten que estos eventos podrían repetirse por el cambio climático.
El 16 de septiembre de 2023, estaciones de vigilancia sísmica de todo el mundo recibieron una extraña señal que permaneció detectable durante nueve días en la Tierra. Como era tan inusual, los expertos la calificaron inicialmente como un Objeto Sísmico No Identificado (USO, por sus siglas en inglés).
Pero ahora, un grupo de investigadores ha revelado su origen: una gran avalancha de roca y hielo en un fiordo de Groenlandia, que generó un enorme tsunami de 200 metros de altura, algo nunca antes visto, pero que podría volverse habitual, advierte un estudio publicado el jueves (12.09.2024) por la revista Science.
El tsunami más grande desde 1980
El evento sísmico ocurrió tras el desplome de un pico montañoso de 1,2 kilómetros de altura en el fiordo Dickson, al este de Groenlandia. La caída violenta de roca y hielo se precipitó en el fiordo, lo que desencadenó el tsunami y un fenómeno conocido como «seiche»: una ola que se movía de un lado a otro, aproximadamente unas 10.000 veces, durante los nueve días.
Según los investigadores, este megatsunami de 200 metros de altura es el más alto registrado en el planeta desde 1980. Es el doble de alto que la torre Big Ben en Londres, y mucho mayor que las olas producidas tras el terremoto de Indonesia, en 2004, y en Japón, en 2011.
Efectos del calentamiento global
En las regiones árticas, que son las que están experimentando el calentamiento global acelerado, estos deslizamientos de tierras pueden estar provocados por el adelgazamiento de los glaciares, la degradación del permafrost o la alteración de las precipitaciones, advierte el estudio.
«El cambio climático está remodelando nuestro planeta y nuestros métodos científicos de un modo que apenas estamos empezando a comprender», afirmaron en una publicación de The Conversation dos de los autores, Stephen Hicks y Kristian Svennevig.
«Navengando por aguas desconocidas»
Estos desprendimientos pueden desencadenar tsunamis destructivos de gran magnitud, sobre todo cuando se producen en masas de agua confinadas como los fiordos, plantean los especialistas.
«Es un duro recordatorio de que navegamos por aguas desconocidas. Hace apenas un año, la idea de que un seiche pudiera persistir durante nueve días se habría tachado de absurda», dicen los expertos.
«Sin embargo, estos sucesos antes impensables se están convirtiendo en nuestra nueva realidad», agregan.
Eventos más habituales
Aunque estos deslizamientos ya se habían registrado en el pasado, el estudiado fue el primero jamás visto en el este de Groenlandia, una zona que parecía inmune a estos catastróficos fenómenos inducidos por el cambio climático.
«Sin duda, no será el último megatsunami de este tipo. Como el permafrost de las laderas empinadas sigue calentándose y los glaciares siguen adelgazando, podemos esperar que estos sucesos ocurran con más frecuencia y a mayor escala en las regiones polares y montañosas del mundo», plantean los investigadores.
«Mientras seguimos alterando el clima de nuestro planeta, debemos estar preparados para fenómenos inesperados que desafían nuestra comprensión actual y exigen nuevas formas de pensar», concluyen.
Ningún crucero se encontraba cerca del fiordo Dickson el día del corrimiento de tierras y el tsunami, pero de haber sido así, las consecuencias de una ola de tsunami de esa magnitud podrían haber sido devastadoras.
JU (efe, The Conversation, Livescience, New Scientist, Science.com)