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Peligro del descrédito injusto hacia una persona

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José Armando Toribioo
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Por José Armando Toribio

Santiago de los Caballeros- En República Dominicana, el fenómeno del descrédito injusto hacia las personas, especialmente figuras públicas, ha alcanzado niveles alarmantes. Es un problema social que debe ser detenido de inmediato, pues no solo destruye reputaciones sin fundamentos, sino que también erosiona los valores esenciales de respeto y justicia en nuestra sociedad.

Vivimos en una época en la que cualquiera con acceso a redes sociales, plataformas digitales o medios de comunicación puede lanzar acusaciones sin pruebas, deshonrando la imagen de personas sin considerar las consecuencias. Se han vuelto comunes las descalificaciones sin fundamentos contra figuras del gobierno, del mundo empresarial, del entretenimiento y de la academia, afectando su vida personal y profesional.

Lo más preocupante es que muchas de estas críticas provienen de individuos sin formación adecuada en comunicación o investigación. Sin un análisis riguroso ni un criterio objetivo, difunden información dañina que, en muchos casos, es falsa o manipulada con fines personales o comerciales.

En la televisión, la radio y, sobre todo, en plataformas como YouTube, algunos creadores de contenido han adoptado una postura destructiva en busca de visualizaciones y seguidores. Utilizan el morbo, el escándalo y la desinformación como estrategias para atraer audiencias, sin medir el impacto negativo que pueden generar en la vida de las personas a las que atacan.

Sin embargo, quienes desacreditan deberían tener cuidado. No solo están socavando la reputación de una persona que ha sido un ejemplo en la sociedad, sino que también están afectando su propia credibilidad. A la larga, la verdad siempre encuentra su camino, y aquellos que han construido su imagen a base de destruir a otros terminan desenmascarados.

Es fundamental reflexionar sobre la importancia de reconocer el mérito y la trayectoria de los demás en lugar de intentar minimizar sus logros. La sociedad necesita más ejemplos de respeto y reconocimiento que de envidia y destrucción.

Al final, el legado de una persona no lo define la crítica injusta, sino sus acciones, su ética y el impacto positivo que deja en los demás.

El descrédito injusto es un arma peligrosa que puede destruir carreras, familias y legados en cuestión de segundos. Como sociedad, debemos rechazar esta tendencia y promover la ética, la responsabilidad y el respeto en el debate público. Antes de emitir juicios o compartir información, es fundamental preguntarnos: ¿esto es cierto?, ¿esto construye o destruye?, ¿qué consecuencias puede tener?

Dios bendiga a nuestra sociedad y nos ilumine para construir un país más justo, donde el honor y la verdad prevalezcan sobre la difamación y el escándalo.

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