Por Guillermo Muñoz
Está claro que un combate o un partido de béisbol no se gana con simpatías ni aplausos, se gana con estrategias. Un boxeador cuando va a enfrentarse con el contrario mira los vídeos para ver qué estrategias usa, lo que le permite conocerlo y saber cómo puede alcanzar el objetivo vencerlo. En definitiva, frente a cada contrincante o contrario se aplica una estrategia diferente.
En el caso de las elecciones presidenciales y congresuales, el gobierno está enfocado en mantener el poder a como dé lugar, como lo logró en las recién elecciones de febrero. Y es evidente que seguirá usando las mismas estrategias, aunque está las mejorará en busca de colocar a la oposición en defensiva. Lo que se observa es que la oposición política está cómo el quipe, un alimento típico de los árabes, que no coge cabeza, evidencia de que no han comprendido que Abinader aprendió de sus asesores.
Solo queda la esperanza de que la oposición reflexione y cambie de estrategia para evitar ser reducido a la defensiva, como busca el gobierno. No estar a la defensiva y facilitar la estrategia del gobierno y el PRM, significa que la oposición debe trabajar con inteligencia y a tiempo completo.
Hacer listados de sus votantes callejón por callejón, calle por calle, incluso asignando responsabilidad concreta a cada dirigente y miembro, por ejemplo 100 votos a cada ente activo.
Y naturalmente ir haciendo ajustes, pasar balance semanal para tener control de los contactados y, en determinado momento, quienes faltan por votar.
En adicción, la oposición está en la obligación de evitar enfrentarse entre sí, como actualmente aparentan estarlo, pensando posicionarse para un escenario eventual e irreal de segunda vuelta. La FP, PLD, RD y demás aliados, no deben facilitar que el gobierno los envuelva. Tienen que armarse con el padrón y trabajarlo sin descanso. Los votos para derrotar al PRM están, pero hay que trabajarlos con dedicación y sin desmayo. No olvidar que el PRM ganó con el 22% del padrón general, lo que significa que hay terreno suficiente para convencer y ganar el voto del pueblo, única esperanza del triunfo en mayo próximo.
La meta solo la hace difícil la confrontación al interior de la alianza RescateRD y de los propios partidos opositores.
