Buenos días. Alcanzar el rendimiento anhelado se ha convertido en misión imposible para la educación en República Dominicana. Una década atrás, la baja calidad y el pobre desempeño de los alumnos, se atribuían al escaso presupuesto, la falta de aulas y a otros problemas vinculados a los atrasos en los programas de formación. De ahí que la aprobación del 4% reanimó la esperanza de que se rebasarían los lastres citados, pero el paso del tiempo ha dejado al desnudo que el modelo nuestro colapsó. La realidad ha comprobado que el sistema educativo necesita mucho más que cuarto e inventos para sobreponerse. El más reciente estudio confirma la percepción que tiene la gente acerca de sus debilidades y las pocas expectativas respecto a estas puedan superarse. El Banco Popular y EDUCA compartieron ayer los resultados de un estudio que impulsaran y que arroja como preocupante resultado, el hecho de que el 64% de los dominicanos tiene la percepción de que la calidad de la educación del país es mala. Incluso, el propio ministro Ángel Hernández tuvo que admitir que “los resultados son bajos”, aunque naturalmente atribuyendo las causas a otros factores. Según él, todo se reduce a los paros e interrupciones de la docencia que patrocina la ADP, así como la poca contribución de los padres. Lo recomendable será admitir con dignidad que el modelo educativo criollo sencillamente se agotó y que es imperdonable que, recibiendo el Ministerio responsable cerca de 300 mil millones de pesos al año, sigamos cosechando deprimentes resultados. Eso no puede seguir.
