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Crisis del sistema de Partidos en RD: Una llamada a la renovación

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Principales-partidos políticos der RD.
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En la encrucijada de urnas y papeletas, República Dominicana se enfrenta a una realidad inquietante: la creciente abstención electoral. A lo largo de las décadas, hemos sido testigos de un declive en la participación ciudadana en los procesos electorales, un fenómeno que no puede pasarse por alto. Los números fríos y las estadísticas nos hablan de un país que se aleja de sus propios cimientos democráticos.

Las elecciones de 1996 marcaron un hito en nuestra historia. Con una participación del 76.85%, los dominicanos acudieron a las urnas con esperanzas y sueños de cambio. Sin embargo, desde entonces, la apatía se ha infiltrado en el tejido de nuestra sociedad. Las cifras de abstención han ido en aumento, como un termómetro que mide la temperatura de nuestra confianza en el sistema político.

De esta manera, en 2024, más de un 46% de los inscritos eligió quedarse en casa, negándose a ejercer su derecho al voto. La abstención, como un fantasma silente, se alzó sobre las plazas y calles, dejando un vacío en el corazón de la democracia. ¿Dónde quedaron los ideales? ¿Dónde los rostros ardientes que creían en la transformación?

La crisis no solo es numérica; es una crisis de confianza. Entre los más de 30 partidos políticos que participaron en el último proceso, no lograron detener la tendencia ascendente de la abstención. Para muchos ciudadanos, los partidos son más de lo mismo: una maquinaria desgastada, sin alma ni visión clara. Los líderes se aferran a estrategias, pero ¿dónde está el proyecto de nación que despierte el entusiasmo?
Los partidos políticos deben someterse a una autocrítica profunda. Es hora de despojarse de las listas prefabricadas y los amarres. Los congresos partidarios deben ser espacios de debate real, donde las voces de la militancia sean escuchadas. No más caciques ni tigueraje. La institucionalidad debe prevalecer sobre los intereses personales.

¿Qué ideología nos guía? ¿Qué línea programática sustenta nuestro partido? Es momento de definirlo con claridad y coherencia. La renovación no es solo un cambio de caras; es un cambio de rumbo. Necesitamos líderes que enciendan la llama de la esperanza, que ofrezcan un discurso diferente, que vaya acorde con su accionar. La política no puede ser solo una carrera por el poder; debe ser un compromiso con la nación y que la ciudadanía lo perciba.

La democracia no es solo un ejercicio de votar cada cuatro años. Es una responsabilidad diaria. La ciudadanía debe recibir ofertas creíbles que renueven y devuelvan su confianza en el sistema, brindar transparencia, rendición de cuentas y proyectos concretos, es un deber de los partidos para no sucumbir y para convertirse en representantes verdaderos de los votantes.

La crisis del sistema de partidos es una llamada urgente. No podemos permitir que la abstención sea la protagonista de nuestras elecciones. La confianza se gana con hechos, no con promesas vacías. Es hora de que los partidos se renueven y se conviertan en verdaderos vehículos de cambio.

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