Buenos días. El inicio del nuevo año escolar está a la vuelta de la esquina. Lo ideal sería entonces que la llegada de este nuevo compromiso del país, esté precedida por la necesaria armonía entre autoridad y educandos. Solo que otra vez las partes se encuentran en un estado de encrespamiento, que lamentablemente aleja la posibilidad del necesario entendimiento racional. Al frente de Educación se nos ha destapado un gallito de pelea, respondón, conflictivo, poco amante de la concertación y aferrado a la cultura “de echar pulso” cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo con la ADP. De parte del sindicato contamos con una dirigencia aferrada a las suspensiones de docencias como su único y privilegiado método de lucha, mientras en medio de los dos sobrevive un modelo educativo que genera “resultados” deprimentes y al extremo caro para el bolsillo de los dominicanos. ¿Cómo puede levantarse un sistema educativo fracasado, decadente y vergonzante si su prioridad, de uno y el otro lado, está en ver quién vence a quien en el despreciable espectáculo que ofrecen? Parecería que los enfrentados también se queman, reprueban, en cuanto a comprender y asumir que una educación de calidad es el principal pilar, el punto de partida para empujar hacia el desarrollo, hacia el bienestar colectivo porque, como se ha afirmado tantas veces, un pais, una nación, un pueblo con precarios niveles de educación, estará condenado a vivir siempre entre limitaciones de todo tipo.