Buenos días. Se nos hacen cada vez más frecuente los casos de niños que son abusados por adultos. Parecería que nos encaminamos a una suerte de plaga maldita, que involucra a individuos muchas veces de ciertas prestancias, al igual que a familiares de las víctimas. Mientras el mal crece en esa misma proporción abunda la indiferencia en las esferas del poder para cortarlo de raíz, lo que deja a nuestros indefensos niños a merced de esos depredadores de inocencia. Ante el preocupante panorama hemos sido reiterativo en demandar que el Congreso Nacional consagre por ley la castración química para que sea aplicada a los condenados por violar a niños, niñas y adolescentes. Hay que reaccionar ante la abundancia de este tipo de crimen y las consecuencias que el mismo desprende para las víctimas y sus entornos familiares. Se amerita un tratamiento directo, definitivo, sin condicionantes y único del problema. Por eso es tiempo de que los legisladores interpreten el sentir de la sociedad y, sin temor a determinados e influyentes sectores fáticos, se decidan por proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes.
