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Ayuntamientos inoperantes… Amaneciendo

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Ayuntamientos inoperantes

Este miércoles 24 de abril, Día de los Ayuntamientos, toman juramento a lo largo y ancho de la geografía nacional unos 168 alcaldes, 235 directores distritales, 1,164 regidores y 735 vocales. Inicia así un período en el que los elegidos en febrero deberán agotar un mandato de cuatro años. La ley que rige a las corporaciones edilicias, la número 176-07, identifica en su artículo 19 las 15 competencias básicas que corresponden a los Ayuntamientos, lo que deja claro que estos no solo están para recoger basura como se cree, una responsabilidad en la que muchos se queman. De esas competencias  generalmente incumplidas resumimos algunas por cuestión de tiempo: Ordenamiento del territorio, planeamiento urbano, gestión del suelo, ejecución y disciplina urbanística, normar y gestionar el mantenimiento y uso de las áreas verdes, parques y jardines, ordenamiento del tránsito de vehículos, construcción de infraestructuras y equipamientos urbanos, pavimentación de las vías públicas urbanas, construcción y mantenimiento de caminos rurales, construcción y conservación de aceras, contenes, servicios de limpieza y ornato público, recolección, tratamiento y disposición final de residuos sólidos, entre otras. Lo cierto es que la gran mayoría de esos compromisos son incumplidos, con el agravante de que muchos de los cabildos terminan convertidos en agencias de empleos, con nóminas súper abultadas, botellas y demás. Y ni se diga de los asuntos administrativos y financieros, empañados muchas veces por prácticas poco transparentes, al igual que el irrespeto a la ley en lo concerniente a la distribución de los ingresos y las áreas en que deben invertirse. Por eso en muchos casos lo que se observa en los municipios y ciudades es basura, ocupación de espacios públicos, problemas en el tránsito, aceras y calles destruidas, falta de controles en la ubicación de negocios, hoyos de alcantarillas sin tapas, indigencias, enfermos mentales en las calles, oscuridad, inseguridad, desorden generalizado, entre otros. De ahí que ese patético cuadro exija que la nueva etapa que inicia hoy, cuyos protagonistas son del partido oficial en su aplastante mayoría, traiga consigo mayores controles internos y de supervisión administrativo-financiero para evitar que los recursos percibidos, no se destinen a francachelas y al pago de compromisos contraídos en campaña.

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