El pasado lunes 30 de junio, se celebró el Día del maestro en la República Dominicana. La fecha fue instituida en el año 1939, durante la era de Trujillo, en honor a la fundación de la Escuela Normal Santo Domingo, que se produjera el 30 de junio del año 1914 y que la fundara el educador Eugenio María de Hosto, una figura clave en la modernización y desarrollo de la educación domiciliaria en nuestro país.
La ocasión es oportuna para compartir algunas consideraciones acerca de los docentes. Los maestros son esos nobles hombres y mujeres que cada día se dedican a la enseñanza académica, ética, social y moral a niños y jóvenes; puede ser en escuelas, colegios, institutos técnicos o universidades. También se le llama profesores y facilitadores.
Durante el ejercicio de las labores de los maestros se ponen de manifiesto los recursos siguientes: enseñar y transmitir conocimientos, evaluar el aprendizaje, formar en valores auténticos, acompañar el desarrollo integral de los alumnos, mantener la comunicación con toda la comunidad educativa, actualizarse constantemente en los aspectos profesionales y promover un ambiente de aprendizaje positivo, entre otras tareas.
Para lograr esos objetivos, el maestro tiene que planificar las clases, evaluar y corregir las tareas de sus educandos, participar de reuniones con los padres, tutores y amigos de la escuela, participar de actividades extracurriculares, elaborar informes, dar tutorías y atención personalizada, elaborar materiales educativos y organizar recursos como libros y medios audiovisuales, entre otras ocupaciones.
Además, pone de manifiesto las mejores de sus virtudes, tales como la responsabilidad, la organización, la disciplina, el entusiasmo, la fe, paciencia, empatía, creatividad, justicia, liderazgo y tolerancia, entre otras.
Para que un profesional de la enseñanza pueda ejercer sus funciones y obtener buenos resultados, debe tener una buena ambientación, basada en la higiene, el silencio, buena iluminación, orden y apoyo del personal administrativo y las unidades de orientación y psicológica. En lo personal, el maestro debe tener descanso, buena salud, buena alimentación y una vida equilibrada en lo social, moral y espiritual.