Buenos días. Mi abuela nunca aprendió a leer, más no le hizo falta. Recuerdo que su escritura se limitaba a una X. ¡Pero cuidado! La viejita era sabia como ella sola. Gozaba de una inteligencia nata que superaba a cualquier cretino pasado por aulas. ¡Era un ser interesante! Recuerdo que siempre me decía que, en mi paso por la vida, me encontraría con gente ingrata, con sujetos a los que acepta y sirve con desinterés, pero que se aprovechan de tus bondades para hacerte daño; que te sonríen por delante y en cualquier circunstancia, te descuartizan por detrás. Y mi consejo tras los años vividos, es que, de esa gente falsa y traicionera, siempre hay que cuidarse porque abundan y con frecuencia no sabes que los tiene al frente, a tu lado. ¡Y lo peor es que siempre suelen usar disfraz! De esos sujetos falsos está lleno el mundo, está infectado tu entorno, con el agravante de que a veces no nos percatamos porque partimos de que todos son nobles. Es como una condición humana que afecta e involucra a quien menos tu sospecha. ¿Será que nos deshumanizamos?