Buenos días. República Dominicana está copada de bolsones de ilegales haitianos donde el Estado luce no tener control de esos espacios de la Patria, ni de quienes lo habitan. La preocupante realidad demanda del despertar colectivo y de que la legitima movilización de este domingo en Friusa, reprimida, agredida, vapuleada, se multiplique por mil y resuene con fuerza por todos los contornos del suelo patrio. No importa quien la convoque, no importan las voces interesadas de quienes colocan la economía, su economía, por encima de la preservación de la soberanía y la paz, no importa la reactivación de los mercenarios y condones mediáticos, ni sus posturas manipuladoras al servicio de la agenda de traición a la Patria, no importan sus intentos chantajistas de descalificar a quienes expresan sus sentimientos en legítimo reclamo del resguardo de la Patria, no importa que repitan sus gastados epítetos de nacionalistas, extremados, xenófobos, discriminadores, racistas, traficantes de apátridas, como suelen nombrar a quienes asumen el derecho de pronunciarse ante la desbordada y preocupante presencia de haitianos ilegales en nuestro suelo patrio. Lo de Friusa es un gesto que debe multiplicarse por toda la geografía nacional, un derecho que debe ejercerse en libertad plena para exigir del Estado la definición de una política migratoria seria, realista y capaz. Una alerta urgente antes que sigan expandiéndose los bolsones de ilegales y de que, irremediablemente, perdamos el control del suelo que nos legaran los forjadores de nuestra nacionalidad. La movilización nacional es el recurso supremo al que nos impulsa la falta de compromiso con nuestra identidad y la preservación de nuestro terruño soberano.