Buenos días. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, al final de su visita este jueves a Haití anunció que su país aumentará la ayuda humanitaria a la empobrecida y violenta nación. Anunció a la vez que gestionará mayores contribuciones en apoyo a la misión de seguridad que en la actualidad descansa en soldados de Kenia entre los que, a propósito, crece el disgusto porque no han recibido su paga. No hay que dejar de reconocer que la ayuda anunciada y la disposición de aumentarla es importante, pero está claro que constituye un paliativo no suficiente para resolver la aguda crisis haitiana. Luce urgente que se articulen soluciones de corto y mediano plazo que permitan la instauración de un régimen político estable en la empobrecida nación, opción no aumida porque, insistimos, naciones y organismos internacionales juegan a que los dominicanos finalmente asúmanos convertirnos en solución de una amarga realidad de la que no somos culpables y ante la que hemos demostrado ser los más solidarios y humanos. El propio presidente Abinader acaba de formular la advertencia de que la seguridad de nuestro país está en riesgo por la crisis de los vecinos, una realidad que llama a asumir con valentía la exigencia de soluciones estructurales auténticas para Haití, además de que convoca a cada dominicano a asumir la defensa determinante y férrea de su soberanía para impedir que, como nación independiente y soberana, nos borren del mapa.