Por Hilario Ramirez
Durante la gestión del presidente Luis Abinader se ha jugado la ambivalencia significativa entre lo ético y lo moral.
Al darse la ceremonia que dejó conformado bajo juramentos de las partes a encabezar el «Ministerio Público Independiente», la banda presidencial también hizo extensivo su oído en ángulo paralelo, de la Comisión de Ética Gubernamental dirigida por Milagros Ortiz Bosch.
Algún día habrá que convocar a la Real Academia de la Lengua española en RD, en procura de que la doña PRDista obtenga el premio cumbre por su aporte introductorio del concepto Subsanable.
La moral y la Ética hoy se destapan revestida de hipocresía con el dato estadística de que Participación Ciudadana recibió de la USAID, 550 MM de pesos.
Nadie sabe en qué invirtió o gastó ese dinero, la organización social que se vende moralista.
Hoy también se pone en la palestra de la Opinión pública, la declaración del ex ministro del MINERD justificando su renuncia debido a la guerra de intereses a lo interno del Ministerio de Educación.
O sea, el desorden en el programa educativo se debe a una red corrupta tiene secuestrada esa institución.
Mientras que frente a tanta inmoralidad vendida al mejor postor, aún se alberga un gesto silente del respeto a un país que a pesar de ser regalado a los oligarcas y mafiosos, todavía queda un organismo como la JCE quien puso freno a los corruptos ligados a las áreas del Turismo, mediante prohibición a realizar campañas proselitista a destiempo.
Tienen hundido el bienestar económico colectivo y encima de eso se burlan con una competencia en crear tendencias de marketing popular en quién tiene mayor posibilidades en ser nombrado candidato presidencial para el año 2028.