Buenos días. El Servicio Nacional de Salud (SNS) difundió que de los 9, 443 partos registrados en hospitales públicos de República Dominicana, durante el pasado mes de noviembre, 3,777 fueron de mujeres haitianas, lo que representa el 40 por ciento de los alumbramientos. Preocupa que el seguimiento comparativo de las estadísticas, no solo en relación con el 2023 sino con otros años, deja al descubierto que los partos de haitianas van en inquietante aumento. A pesar de se trata de un significativo sacrificio en favor de esas empobrecida parturientas, un costoso gesto que no se valora en su justa dimensión, detrás del preocupante fenómeno hay elementos que nos invitan a reflexionar. No es un secreto que en esa práctica hay toda una compleja estructura de negocio, que involucra a civiles y militar de allá y de aquí, aunque talvez esa sea la parte más insignificante si se les compara con otras complejidades del problema. Como, por ejemplo, el hecho de que esos niños haitianos son registrados en el libro de extranjería, en vez de hacerlo en los consulados o en la embajada haitiana, y se les dota de documentos no haitianos, sino dominicanos. ¿Qué riesgo hay detrás de esa cuestionable práctica? Sencillamente que, a futuro, esos niños haitianos podrán reclamar derechos como el de la naturalización en nuestro país. ¡Aunque eso ya está oxcurriendo! De hecho, el presidente del Instituto Duartiano, doctor Wilson Gómez Ramírez, recientemente denunció en Santiago de los Caballeros que organizaciones haitianas radicadas en nuestro territorio, que tienen los auspicios de organismos internacionales, se reunieron y redactaron un documento dirigiéndose a las Naciones Unidas pidiéndole que intervengan ante el Estado Dominicano para que todos esos nacidos bajo el libro de extranjería, reciban el beneficio de la residencia permanente. Se trata de un asunto grave, totalmene ignorado por los dominicanos, con el agravante de que es permitido por las autoridades dominicanas, nadie sabe obedeciendo a qué ni a quien. Volvemos…