Buenos días. Economía y mercados en República Dominicana están dominados por carteles que controlan las ramas de mayor impacto en el comercio de bienes y servicios. Son formas de camuflar los prohibidos monopolios, pero que encarnan modalidades eficaces y aparentemente legales para controlar y establecer las formas y reglas como deben funcionar los mercados. El comercio de alimentos y productos está infectado de esas prácticas, aunque el Estado prefiere hacerse de la vista gorda. Es ese contexto el que nos obliga a referirnos al negocio eléctrico, otra vez resquebrajado por las fallas en su capacidad de oferta, por los tediosos apagones y el consabido aumento de los recibos. Hay que llamar la atención, pedir al presidente Abinader que se mueva en puntillas en torno a este tema. Igual al consumidor, al pueblo dominicano, mantenerse al asecho ante los planes del sector privado de apoderarse por completo de la generación, distribución y comercialización de la energía eléctrica. Pudiéramos estar ante maniobras del cartel que controla el poderoso negocio, ante la posibilidad de que esté preparando una embestida despiadada para desacreditar aún más al Estado, acorralarlo e inhabilitarlo para seguir teniendo presencia y participación en tan sensible área, que en esencia es un tema de seguridad nacional. El muñeco luce en marcha, aunque se han visto algunos globos de ensayo que no deben entretenernos…
