La reacción del Colegio Médico ante la sentencia condenatoria a un centro asistencial encontrado culpable de mala práctica medica, es a todas luces volatil y cuestionable. Naturalmente apropiada a la cultura de las asiduas protestas callejeras a las que ese gremio tiene acostubrado al pais. El Colegio de los Médicos no puede pretender colocarse por encima de la ley ni del sentido común, como en estos casos lo estuvo por décadas. Que el ciudadano afectado por las consecuencias derivadas de prácticas inadecuadas en el campo de la salud recurra a los procedimientos que las leyes ponen a su disposicion, no tiene que asumirse como una agresión, menos verse como un supuesto trato de delicuentes a los responsables de la comision de un desliz en perjuicio de un paciente. La sentencia que ha destapado el arboroto entre los médicos afiliados a su colegio pudiera abrir una interesante vía a la que muchos recurran en busca de respuestas judiciales a las consecuencias sufridas por cualquier práctica imprudente que pueda ser probada. En el pais no hay tradicion al respecto porque nunca se creyó en la posibilidad de que algun caso o denuncia de esta naturaleza, fuera acogida y resuelta por algún tribunal. De ahí la importancia de que se entienda que se trata de un ejercicio de derecho que nada ni nadie puede obstaculizar.