viernes, noviembre 7, 2025
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La política de las cañoneras nucleares

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Nadie debe sorprenderse de que Rusia haya dedicado fondos, probablemente muy cuantiosos, a la miniaturización de reactores nucleares para instalarlos en sus misiles 9M730 Burevestnik y torpedos Status-6 Poseidon. Del otro lado, Estados Unidos dota a Australia y Corea del Sur de submarinos nucleares y se sigue hablando de equipar al régimen de Kiev con misiles de largo alcance. El problema es que Estados Unidos se ha quedado atrás en el plano tecnológico.

El presidente estadounidense Donald Trump ha presentado el acuerdo alcanzado con el presidente chino Xi Jinping como un gran éxito. Estados Unidos reducirá en un 10% los aranceles sobre los productos chinos importados, dejándolos en 47%. A cambio, China reanudará sus compras de soya estadounidense y pospondrá por un año las restricciones sobre las ventas de tierras raras a Estados Unidos. Todo se reduce, en realidad, a una tregua comercial limitada y precaria.

Pero es significativo lo que declaró el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, antes del encuentro entre Xi Jinping y Donald Trump. El jefe de la diplomacia china advirtió que «un mundo multipolar está llegando» y exhortó a «poner fin a la politización de las cuestiones económicas y comerciales, a la fragmentación artificial de los mercados mundiales y a no recurrir a guerras comerciales y batallas tarifarias».

«La frecuente retirada de los acuerdos y el hecho de no respetar los compromisos, mientras que se recurre con entusiasmo a la formación de bloques y pandillas, ha sometido el multilateralismo a desafíos sin predecentes», observó Wang, sin mencionar países pero en una clara alusión a Estados Unidos.

Durante su encuentro con el presidente Trump, el presidente Xi subrayó: «China y Estados Unidos deberían ser socios y amigos. Eso es lo que la Historia nos ha enseñado y lo que la realidad necesita.»

En cuanto a la posición de Estados Unidos, es revelador el hecho que sólo minutos antes de reunirse con Xi Jinping, Donald Trump anunció que había ordenado al Pentágono iniciar la realización de ensayos nucleares para “ponerse a la par” de China y Rusia.

El hecho es que China no ha realizado ensayos nucleares desde 1996 y Rusia los suspendió en 1990. Y, aunque Estados Unidos nunca ratificó el Tratado sobre la prohibición total de las armas nucleares, que prohíbe las explosiones nucleares, los predecesores de Trump de hecho aplicaron ese Tratado.

En su red Truth Social, Trump afirmó que China ocupa actualmente el tercer lugar, detrás de Rusia y Estados Unidos, en cuanto a la cantidad de armas nucleares que posee. Pero agregó que «de aquí a 5 años [China] estará a la par con nosotros».

Lo que Trump no dice es que China ha observado durante años una política de limitación de su arsenal nuclear, que cuenta principalmente armas defensivas de alcance intermedio, cuyo radio de acción no llega a Estados Unidos. Tampoco dice que Pekín inició la fabricación de armas nucleares de largo alcance sólo después de que Estados Unidos comenzó a desplegar su armamento nuclear cerca de las fronteras chinas.

Trump acaba de anunciar también que dio luz verde a Corea del Sur para la construcción de un submarino de propulsión nuclear, que podría ser equipado con misiles nucleares. Ese submarino nuclear se construirá en Estados Unidos, en un astillero comprado por una empresa sudcoreana en 2024. A través del acuerdo AUKUS, con Estados Unidos y Gran Bretaña, Australia también podrá dotarse de submarinos de ataque nuclear claramente dirigidos contra China y Rusia.

En Europa, Ucrania está recibiendo, a través de la OTAN, armas de alcance cada vez más largo para golpear objetivos en la profundidad del territorio ruso. Y en poco tiempo, armas con esas características podrán fabricarse directamente en Ucrania gracias a acuerdos de «producción conjunta» con empresas militares de la OTAN. Ucrania podrá disponer así de armas de doble capacidad, convencional y nuclear que podría dirigir contra Rusia.

No es sorprendente que, ante esta situación, Rusia esté produciendo y sometiendo a ensayos vectores nucleares de nuevo tipo: el misil crucero de propulsión nuclear Burevestnik, capaz de golpear objetivos altamente protegidos y situados a cualquier distancia, y el vehículo submarino no tripulado Poseidon, capaz de alcanzar de forma autónoma las costas enemigas y de desatar sobre ellas un tsunami radioactivo con la explosión submarina de una ojiva nuclear de gran potencia.

Por su parte, China está produciendo probablemente un arma submarina similar al Poseidon ruso.