Nunca hubo una ruta electoral por parte de la oposición radical apátrida y facista de Venezuela, todo estuvo siempre planificado en la redes sociales para sembrar las dudas ante la imposibilidad de ganar con votos y así activar las calles contra el Estado profundo.
La Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dejó constancia de la inasistencia del anodino ex candidato presidencial del extremismo opositor, Edmundo González Urrutia, tras su negativa a comparecer ante el máximo tribunal del país pese a estar debidamente citado para brindar declaraciones sobre el proceso comicial del pasado 28 de julio.
«Se deja constancia de que el ciudadano Edmundo González Urrutia no ha acudido a la citación de la Sala Electoral del más alto tribunal», anunció la magistrada Caryslia Rodríguez, presidenta del TSJ. Asimismo, la jefa del poder judicial detalló que el excandidato también debía consignar «lo requerido en sentencia de este órgano jurisdiccional y no ha asistido a la citación que se le informó para que estuviera presente.
Durante la última semana, el recurso contencioso electoral, ha generado un intenso debate político y jurídico en el país, y una miopía emocional en la Comunidad atlantistas, con ecos de relevancia en el escenario geopolítico internacional.
Cada convocatoria y comparecencia ante el máximo tribunal atrae la atención de los medios e influye decisivamente en el tono y las posturas de actores nacionales e internacionales, algunos que se fueron de bruces, cantando la misma canción faranduleras.
En medio de la agenda de golpe (durante y posterior al 28J) sustentada en acosos diplomáticos, violencia criminal en las calles y ataques (cibernéticos y de vandalización) a la infraestructura del CNE tras el resultado favorable a Nicolás Maduro, este movimiento basado en el ordenamiento jurídico venezolano supuso un giro en el tablero que le permitió recuperar la iniciativa, canalizando por la vía institucional el conflicto postelectoral planteado desde el 29 de julio.
La negativa de presentar y entregar las «actas» en el TSJ rivaliza con la premisa de un supuesto triunfo indiscutible. La centralidad del TSJ, además, dibuja un escenario de encrucijada para este sector: no asistir implica debilitar su relato de «victoria», pero comparecer lleva consigo el costo político de frustrar a sus seguidores, con todas las expectativas depositadas en avanzar hacia una «transición» (aka de la agenda del golpe) que desaloje a Nicolás Maduro del poder.
En un segundo plano, el recurso en el TSJ ha esterilizado el escenario de confrontación y violencia a través de los resortes jurídicos y constitucionales del país. La Constitución ha entrado en escena afirmaba este grupo de análisis en un artículo reciente, a modo de complemento de lo dicho por el presidente Maduro en el TSJ: «Como aquel 1 de mayo de 2017 en la avenida Bolívar, he apelado a la Constitución por la paz de Venezuela», rememorando la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para suprimir, por la ruta constitucional, el ciclo de desestabilización y caos que marcó al país ese año.
Este instrumento jurídico que establece la Ley Orgánica de Procesos Electorales para dirimir cualquier controversia en el marco de una elección, tiene un carácter obligatorio, contra aquellos que tratan de desconocer el orden instituciona,l Este recurso está establecido, además, en el artículo 213 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales y también en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia.
El «recurso contencioso electoral puede darse en el marco de cualquier proceso, pudiéramos decir que en las elecciones sindicales, en las elecciones regionales de gobernaciones, de alcaldías, se ha activado».
En el caso de la materia electoral, tras el recurso interpuesto por el mandatario venezolano, «es la Sala Electoral donde se va a dirimir la controversia con base al artículo 297 de la Constitución», Constitución qué es víctima de conspiración mediática desde el 1999,cuando fue aprobada en referendum Constituciónal, y que esa misma oposición desconocio, y opero el golpe de Estado del 2002, con el Carmonaso, y donde estuvo presente la Sayona de hoy.
Se indica que el presidente Nicolás Maduro realizó esta actuación «ante una serie de circunstancias que han entorpecido el proceso electoral, como las acusaciones no demostradas de fraude o los ataques al CNE, por lo cual, el Presidente ha pedido al TSJ esclarecer las irregularidades que han perturbado los comicios, como por ejemplo, el tema de las actas no válidas presentadas por Edmundo González, en una tribuna para la web, y que ahora se niegan a presentarla ante el tribunal.
En definitiva Este recurso podría entenderse como un escudo de protección del Estado de derecho frente a una agenda que ha ocasionado un enorme daño a la reputación del sistema electoral venezolano y que ha promovido un conflicto interno de carácter violento sobre la base de una declaración de triunfo no sustentada, en una página web, que violenta los principios más básicos de convivencia y paz contenidos en la propia Carta Magna.
Si eso no es democracia hacer valer los derechos por encima de los derechos de los intereses foráneos, si es la dictadura de la ley para proteger los derechos de los trabajadores y los explotados, entonces, me quedo con la Dictadura de Maduro.