Buenos días. La falta de respuesta apunta a que naciones y organismos internacionales siguen firmes en su propósito de dejar que Haití se desangre por completo. Eso explica su desinterés en articular soluciones de corto y mediano plazo que permitan la instauración de un régimen político estable en la empobrecida nación. La trama es evidente, persisten en lograr que República Dominicana acepte fungir como salida a una situación que se tornó inmanejable, al grado de que representa una bomba de tiempo para la seguridad y estabilidad de esta parte de la isla. A las presiones y chantajes que se ejercen de manera pública por vía de varias de esas entelequias parasitarias, que solo saben hablar y pronunciar supuestas “preocupaciones” en eventos internacionales, discurren por lo bajo y en un plano más privado, otros niveles de cabildeos foráneos en la dirección de que, como pueblo y país, nos entreguemoss y aceptemos sin condiciones convertirnos en una inmensa carpa para refugiar a unos cuantos millones de haitianos, que se sumarían a los más de tres millones de ilegales que ya albergamos. República Dominicana está bajo peligroso riesgo y solo la responsabilidad y compromiso de quienes la dirigen, así como la defensa determinante y férrea de su pueblo a la soberanía de su territorio, impedirá que como nación independiente y soberana desaparezca del mapa.
