Inicio Opinión Jugando con fuego

Jugando con fuego

186
0
El presidente estadounidense Joe Biden habla durante un mitin de campaña en Raleigh, Carolina del Norte, Estados Unidos, el 28 de junio de 2024. REUTERS - Elizabeth Frantz.
Spread the love

Por Julio Disla

Julio Disla

Las provocaciones del Presidente Joe Biden, sin la autorización del Congreso Norteamericano, de autorizar que Ucrania utilice misiles de largo alcance de alta precisión suministrados por Occidente, imposible de usar sin el apoyo satelital de las potencias occidentales, van poniendo las cosas al rojo vivo, que puede provocar el estallido de una escala mayor del conflicto Ucrania ‘Rusia.

Washington -y como consecuencia de ello la OTAN-que es quien realmente agita todo esto, continua con sus propósitos de desgatar a Rusia; pero al mismo tiempo, si las cosas escalan de un modo incontrolable, puede terminar provocando una posible reacción de Moscú quien ya ha dicho reiteradamente que, si se cruzan ciertas líneas rojas, podría responder con armamento atómico.

Hoy el presidente ruso Vladimir Putin anunció que el Estado Mayor y el Ministerio de Defensa están seleccionado blancos en territorio ucraniano para los nuevos misiles balísticos de alcance intermedio. Dijo que los centros de toma de decisiones ubicados en Kiev pueden convertirse en objetivos de ataques con los nuevos misiles Oréshnik de reciente fabricación Rusa.

“La producción en serie del Oréshnik ha comenzado, pero en última instancia los medios de destrucción serán elegidos por nosotros dependiendo del carácter de los objetivos seleccionados para destrucción y las amenazas planteadas a la Federación de Rusia”, explicó Putin

De acuerdo con los expertos en asuntos atómicos Theodore Postol, Scott Ritter y Brian Berletic “este nuevo sistema ruso Oréshnik es un jaque mate para la OTAN y EEUU”.” Todos los portaaviones americanos pueden ser destruidos en minutos”.

“Todas las bases militares estadounidenses, todos los búnkeres subterráneos, todas las plataformas de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales, los astilleros navales, etc., pueden ser destruidos con el Oréshnik utilizando energía cinética no nuclear”, enfatizan los expertos.

Expresan que no hay ningún tratado vigente que prohíba este nuevo sistema de armamento, y no destruye las infraestructuras circundantes ni masas de civiles, se trata de un arma quirúrgica, devastadora e impecable, que esencialmente lanza rayos metálicos desde el cielo como el martillo de Thor o los Cometas de Dios”, indicaron.

Subrayan que “nadie tiene defensa contra ella, y el alcance de esta arma, montada en vehículos de lanzamiento intercontinental, es mundial.

El problema es que se esta jugando con fuego, y aquí ese fuego es atómico, absolutamente devastador, que podría terminar quemando a todo el mundo. Un Premio Novel de la Paz otorgado recientemente a sobrevivientes del holocausto nuclear de 1945 en Japón debe hacernos recordar con qué se está jugando.

Ahora Occidente debe retirarse o recurrir a las armas nucleares, es imposible predecir si esa escalada puede suceder. Queremos creer que la racionalidad y la sensatez se impondrían, y que nadie quiere comenzar un conflicto que puede terminar en el incontrolable Armagedón atómico,

De hecho, las potencias utilizan la expresión MAD: Mutually Assured Destruction (Destrucción Mutua Asegura), relación también conocida como “1+1=0, para referirse al eventual escenario de una guerra nuclear: ningunos de los dos adversarios sobreviviría.

De hecho, en las guerras se sabe cómo se comienzan, pero no como se terminan. Confiamos en que nadie va a ser tan “loco” de oprimir el primer botón. Pero la intuición freudiana de pulsión de muerte que, inexorablemente nos llevaría a la autodestrucción como especie, no parece descabellada en este momento.

Aquí se esta jugando con fuego. No debe olvidarse que cuando se juega con fuego… nos podemos quemar todos.  El detalle a tener en cuenta es que ahora esa quemazón implica la posible desaparición de la humanidad. ¿por qué decir esto? Porque una vez desatado un ataque nuclear; la vuelta atrás es imposible.

Todos los análisis coinciden en que es técnicamente imposible con una conflagración nuclear, porque allí no habría ganadores. Las bravuconadas, amenazas y mentiras son parte esencial de la guerra. ¿Tendría razón el politólogo polaco-estadounidense Zbigniew Brzezinsky cuando vaticinaba que “ninguna de las potencias mundiales puede alcanzar la hegemonía global en las condiciones actuales? Parece sí.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí