El silencio ante los errores del gobierno
La acumulación de fallos en la administración actual de la República Dominicana ha dejado un rastro de insatisfacción y frustración en la ciudadanía. Sin embargo, el panorama político muestra una notable inercia de los partidos de oposición, que, en lugar de capitalizar estos errores para movilizar a la ciudadanía y ejercer presión política efectiva, se han mantenido en una postura pasiva y desaprovechada. En este contexto, cabe preguntarse cómo sería la respuesta si en la oposición estuviera el Partido Revolucionario Moderno (PRM), cuya base social y tradición combativa, heredada del histórico Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ha demostrado en el pasado una habilidad particular para aprovechar cada error del oficialismo.
La Inercia de la oposición actual: una oportunidad perdida
Los principales partidos de oposición han mostrado una respuesta tibia o casi inexistente ante los problemas evidentes del actual gobierno. Los casos de préstamos sin obras visibles, la falta de cumplimiento de contratos millonarios como el de AERODOM, los alquileres millonarios de inmuebles y la opacidad en el uso de fondos adelantados de impuestos, así como el encarecimiento de la vida y la falta de consecuencias para los sonados casos de corrupción en el gobierno actual, son temas que habrían dado combustible a una oposición activa. Sin embargo, las acciones tomadas por la oposición han sido mayormente limitadas a pronunciamientos esporádicos y sin la fuerza movilizadora que se esperaría de un bloque opositor comprometido.
La inacción parece haber dejado un vacío en el que la falta de vigilancia y de presión real da al gobierno una libertad sin freno. La sociedad dominicana se encuentra con una oposición que, más allá de críticas aisladas, no ha sabido capitalizar el descontento para presentar una alternativa sólida ni aprovechar el desencanto de la población. Es evidente que, en lugar de confrontar las políticas que han encarecido la vida, la oposición actual ha optado por observar pasivamente, perdiendo una oportunidad crucial para ganar legitimidad y apoyo popular.
¿Qué sucedería si el PRM fuera la oposición?
En este contexto, es inevitable especular sobre cómo sería el panorama si el PRM estuviera en la oposición. Históricamente, la base social del PRM, enraizada en el PRD, ha sido conocida por su habilidad para movilizarse y actuar de inmediato ante cualquier fallo del oficialismo. Esta base, compuesta en su mayoría por sectores populares y de clase media, tiene una tradición de involucrarse activamente en la política nacional y de exigir respuestas a sus líderes, lo que da al partido una fuerza de choque que muchas veces los otros partidos de oposición no poseen.
El PRM, en la oposición, probablemente habría aprovechado cada una de estas fallas para plantearse como la voz del pueblo enardecido. La tendencia combativa de su base social, heredada del PRD, habría impulsado protestas, marchas y constantes pronunciamientos públicos, canalizando la indignación de la ciudadanía hacia una crítica directa contra el gobierno. No es difícil imaginar que los líderes del PRM habrían convocado ruedas de prensa, debates y actividades en las calles para visibilizar los casos de corrupción y presionar al gobierno a actuar. Este tipo de oposición, enérgica y vigilante, habría generado un escenario de mayor presión política en el que el gobierno se vería obligado a rendir cuentas de sus acciones.
La diferencia en estrategias: PRM y la actual oposición.
La diferencia entre la oposición pasiva actual y el estilo que podría haber adoptado el PRM radica en su historia y en su capacidad de movilización. Mientras que la oposición actual parece enfocarse en posicionamientos meramente formales o de bajo perfil, el PRM habría recurrido a sus raíces en el activismo y en la denuncia pública para fortalecer su papel como vigilante de la gestión pública. Este partido, en oposición, tradicionalmente no ha permitido pasar por alto las metidas de pata del oficialismo. En cambio, suele armar una estructura de presión que incluye tanto a líderes partidarios como a la base social en acciones masivas que mantienen a la opinión pública alerta y crítica.
Además, el PRM tiene una habilidad comprobada para manejar el discurso en medios de comunicación y en redes sociales, con un tono desafiante y cercano a la gente. Esta estrategia mediática habría amplificado los reclamos populares, en contraste con la limitada visibilidad de la oposición actual. De hecho, la ciudadanía recuerda cómo el PRM utilizaba su influencia para encender el debate y criticar sin reservas en administraciones anteriores, construyendo una imagen de oposición activa y cercana a las demandas populares.
Impacto en la sociedad dominicana: ¿Espectador o Protagonista?
La falta de respuesta vigorosa de la oposición actual ante el descontento por el encarecimiento de la vida, los casos de corrupción y el descontrol de la deuda pública ha dejado a la ciudadanía en una posición de mera espectadora. Con el PRM en oposición, es probable que este panorama sería diferente. La sociedad dominicana, en lugar de sentirse desamparada y silenciada, habría encontrado un portavoz dispuesto a exigir respuestas y a alentar la movilización.
La falta de esta energía en la oposición actual no solo afecta el papel que debería desempeñar en un sistema democrático, sino que también refuerza un clima de impunidad en el que el oficialismo puede operar sin temer consecuencias significativas. Si el PRM estuviera en la oposición, probablemente habría contribuido a un clima de fiscalización activa que obligaría al gobierno a tomar con mayor seriedad sus promesas de transparencia y responsabilidad fiscal.
La necesidad de una oposición activa
La inercia de la actual oposición dominicana representa una pérdida de oportunidad en un momento de creciente descontento social. La falta de acción ante errores que afectan la vida cotidiana de la gente y el desvío de fondos destinados a proyectos esenciales impide que el sistema político dominicano funcione con el balance necesario en una democracia. Por el contrario, si el PRM encabezara la oposición, la ciudadanía tendría a su favor un bloque opositor vigilante, capaz de canalizar las quejas y convertir la frustración en una fuerza de cambio real.
La República Dominicana necesita de una oposición que no solo critique en palabras, sino que actúe con contundencia y se posicione junto al pueblo en la defensa de sus derechos.