Buenos días. Definitivamente la educación dominicana provoca pesar y vergüenza. Hace dos días abordamos la penosa realidad de los planteles escolares, exponiendo que son escenarios de agresiones, violencia, acoso y abuso sexual, consumo de drogas, fuma de hookah y uso de armas blanca. Hoy volvemos al tema asaltados por los deprimentes números que arrojara el análisis: «El aprendizaje no puede esperar, lecciones para América Latina y el Caribe a partir de PISA 2022», hecho por el BID y el Banco Mundial en América Latina y el Caribe. El levantamiento revela que el deterioro del aprendizaje es común y generalizado entre los estudiantes de la región y que, contrario a lo que se sospechaba, no influye la realidad socioeconómica de los estudiantes. Según establece, el 88 % de los estudiantes más pobres y el 55 % de los más ricos, mostraron un desempeño bajo. Pero dentro del fatidico universo, lo más perturbador tiene que ver con el rendimiento que en el aprendizaje exhiben de los estudiantes dominicanos. En comparación con los demás países analizados, el nuestro tiene la mayor proporción de estudiantes con bajo desempeño: El 92 % no obtuvo puntajes para pasar en matemáticas, el 75 % no aprobó lectura y el 77 % no pasó ciencias. Habrá que decidir si vale la pena prolongar por más tiempo el modelo educativo que nos gastamos, y si se justifica que de las costillas del contribuyente salga tanto dinero para despilfarros…
