Inicio Opinión Contra todos: Las aventuradas luchas de Donald Trump

Contra todos: Las aventuradas luchas de Donald Trump

642
0
El presidente de EE.UU., Donald TrumpAndrew Harnik / Gettyimages.ru
Spread the love

Donald Trump, en su segundo mandato, ha desatado una ola de políticas que lo posicionan en una confrontación casi total, tanto a nivel nacional como internacional. Su mantra de «Estados Unidos primero» no solo guía su agenda insignia, sino que se manifiesta en una lucha en múltiples frentes, desafiando alianzas, instituciones, economías e incluso a aquellos que alguna vez fueron sus colaboradores más cercanos.

En el plano económico, Trump ha intensificado su agenda proteccionista, reavivando la incertidumbre sobre el comercio y el crecimiento global. Ha impuesto aranceles generalizados a las importaciones de prácticamente todos los países, muchos de ellos superando el 40%, aunque algunos fueron temporalmente suspendidos o reducidos a una base del 10%. China ha sido una de los principales países afectados, con un arancel del 20% sobre sus productos, un 10% ya en vigor y otro 10% programado, además de un 25% al acero y al aluminio, y la amenaza de aplicar un 25% a las importaciones de automóviles y sus componentes. Estos aranceles, que funcionan como un impuesto a la importación, encarecen los bienes y reducen la actividad económica, generando un impacto negativo por el lado de la oferta. Se estima que un aumento de tan solo un 10% en los aranceles sobre todas las importaciones de bienes de EE. UU. tendría un impacto negativo en el PIB mundial de aproximadamente 0.3 puntos porcentuales. A pesar de los objetivos declarados de proteger la industria nacional y reducir los déficits comerciales, la evidencia sugiere que estos costos recaen principalmente sobre los consumidores estadounidenses.

En el frente social, Trump ha redoblado sus políticas migratorias restrictivas y de deportación masiva, una medida que ha puesto en el centro de su agenda. Su administración ha intensificado las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), con el objetivo de aumentar los arrestos a 3,000 personas por día, llegando incluso a desplegar marines y efectivos de la Guardia Nacional en Los Ángeles para apoyar estas operaciones. Estas acciones, que los críticos califican como violencia de Estado, han llevado a la separación de familias y a la detención de inmigrantes en condiciones deplorables. Trump ha buscado restringir severamente la inmigración legal, con medidas que afectan programas como DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), el TPS (Estatus de Protección Temporal) y ha impulsado los MPP (Protocolos de Protección a Migrantes), que obligan a los solicitantes de asilo a esperar en México en condiciones peligrosas. Estas políticas han generado preocupaciones sobre los derechos humanos y han provocado una escasez de mano de obra, tanto calificada como no calificada, en sectores clave de la economía estadounidense como la construcción, la tecnología y la salud.

En el ámbito internacional y multilateral, la administración Trump ha continuado su tendencia a socavar instituciones y acuerdos globales. Retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y debilitó la Organización Mundial del Comercio (OMC), limitando su capacidad para contener los aumentos arancelarios. Calificó a la OTAN de obsoleta y ha exigido a los países miembros que destinen un 5% de su PIB a la defensa.

La disputa pública con el magnate Elon Musk es un claro ejemplo de cómo Trump extiende su lucha. Musk, quien apoyó y financió su campaña y se desempeñó como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental, calificó un proyecto de ley fiscal impulsado por Trump como una “abominación repugnante” y lo acusó de incluir gastos superfluos que aumentan el déficit federal. En respuesta, Trump lo acusó de ingrato y oportunista, sugiriendo que sus críticas surgieron cuando la ley afectó sus intereses con la eliminación de créditos fiscales a los vehículos eléctricos, subsidios y contratos gubernamentales para sus empresas SpaceX y Tesla. Esta disputa no solo provocó una caída en las acciones de Tesla, sino que también evidenció una fractura en la alianza entre el poder político conservador y la élite tecnológica.

La presidencia de Donald Trump se caracteriza por una estrategia de confrontación multifacética. Desde la economía y la inmigración hasta la diplomacia y las relaciones personales, Trump ha optado por un enfoque que desafía las normas establecidas y prioriza lo que él percibe como el interés nacional inmediato, por encima de la cooperación o la estabilidad a largo plazo. Estas luchas contra todos generan una incertidumbre constante y plantea serias preguntas sobre el futuro del orden internacional y la cohesión interna de Estados Unidos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí