Hoy es el Día de la tierra. Una celebración que encuentra al planeta bajo serias amenazas de extinción. El proceder irresponsable de quienes solo ven los beneficios del negocio, las grandes ganancias que obtienen envenenando al planeta, coloca a la humanidad en la peligrosa ruta de perder su gran casa, su única casa que todavía sigue siendo la tierra. Perdemos las grandes reservas naturales por los daños a ríos, mares, océanos, mientras se derritan los grandes glaciares, y avanza inexorable el cambio climático. Pero solo resuenan los discursos, acuerdos y las promesas extraídas de eventos y cumbres, que finalmente se quedan en palabras vacías. Unos pocos, pero muy grandes y poderosos consorcios, empresas y compañías, olímpicamente dañan la tierra mientras la impotencia impera en quienes, aun siendo más, nada pueden hacer. Lamentablemente no hay motivos para celebrar con optimismo y orgullo el Día de la tierra.
