En la Franja de Gaza la muerte se ha hecho presente, sonante y constante. Sus causantes, Israel y quienes le ofrecen soportes financieros y militares, no guardan miramientos. Ahogan en sangre criminal a más de 30 mil niños, a miles de ancianos, mujeres, enfermos y civiles indefensos, y solo se escuchan palabras vacías de los amos y amigos de Israel, peroratas disfrazadas de supuestas preocupaciones y críticas, de pedidos hipócritas a que se detenga el genocidio criminal, pero nada se traduce en acción concreta, en consecuencia tangible que frene, que detenga en lo inmediato el extermino salvaje que hace de la Franja de Gaza una humillación a la vida misma. Al contrario, precisamente anoche Israel ataca la ciudad de Rafa dejando más de una decena de muertos. En medio de semejante tragedia, ¿cómo entender la ayuda de 26 mil millones de dólares que Estados Unidos hace unos días concediera a Israel? ¿Acaso esta no representa un Indignante contrasentido?
