El retiro de la ayuda humanitaria que otorgaba Estados Unidos para combatir las bandas criminales en Haití, aleja mucho más las posibilidades de que la crisis por la que atraviesa la empobrecida nación, tenga solución en el corto o mediano plazo. Por el contrario, las perspectivas apuntan hacia el agravamiento del estado de salvajismo, inestabilidad y desorden generalizado imperante allí. Pero a la vez, representa una seria amenaza para la estabilidad y seguridad de República Dominicana. La infausta decisión asumida por Donald Trump se contrapone al compromiso que tienen que asumir Estados y organizaciones mundiales, en cuanto a dar respuesta definitiva a la cruda realidad en que sobrevive la vecina nación. El inevitable agravamiento de la crisis haitiana nos empujaría como nación vecina hacia una peligrosa amenaza en la que no hay que descartar la ocurrencia de estampidas humanas hacia nuestro territorio. En definitiva, la actitud de EE.UU. nos coloca ante una inminente situación de peligro, lo que requiere firmeza en la autoridad nacional para preservar la innegociable condición de soberano y el derecho a vivir en paz. Ese debe ser el norte a defender ante el visitante secretario de Estado de los EE.UU., Marco Rubio.