Buenos días. Un total de 32 países hicieron uso de la palabra en la Asamblea General de la ONU, en el día de ayer, con la finalidad de repudiar el bloqueo contra Cuba y exigir su eliminación inmediata por parte de los Estados Unidos. Es la trigésima segunda ocasión que, inútilmente, el órgano mundial resoluta acerca del tema, exigiendo el cese del cerco económico contra la nación caribeña. Destacó en esta oportunidad la cantidad de naciones que se sumaron al pedido y que con ahínco dejaron sentir su voz en la referida asamblea. Durante 62 años, de forma unilateral y valiéndose de su poder, Estados Unidos se ha colocado por encima de la propia ONU, de la carta democrática y del derecho internacional, sin reparar en una acción que no tiene espacio en el mundo de hoy y sin medir las consecuencias inhumanas que se provoca a seres humanos. Erróneamente, pretendiendo castigar a los Castro y provocar el derrumbe de la “Cuba comunista”, por décadas se ha condenado a la pobreza, con sus secuelas de limitaciones y carencias, a más del 80 por ciento de las humildes familias cubanas, reduciéndoseles a sobrevivientes privados de los derechos más elementales consagrados hace siglos. Es inaudito que las disposiciones de las propias instancias creadas por los países, de las que participa Estados Unidos, se violenten e ignoren en el afán de imponer y mantener un bloqueo generalizado, a todas luces asfixiante y definitivamente inadmisible. En algún momento habrá que decidir para qué se cuenta con esas instancias y de qué sirve, por ejemplo, una Organización Mundial del Comercio, que se supone es el órgano regulador de las relaciones comerciales entre las naciones. ¿Favorece a Estados Unidos mantener el aislamiento de Cuba? ¿Es esa la mejor estrategia política para desaparecer el modelo cubano? Si es así, ¿por qué 60 años después no se ha logrado el propósito? Ojalá que en esta oportunidad, el nuevo mandato de la ONU sea cumplido.