Por Hilario Ramirez
Si te cuento mis problemas contribuye al incremento de ellos, si te informo de mis planes para convertirlos en una oportunidad de crecimiento en prosperidad, entonces robará mi derecho de patente.
Construyendo sabiduría se alcanza asumir el control de un reinado, sin importar carecer de linaje ni de fortunas.
Hay tantas complejidades en la interacción experimentada entre la voluntad y la determinación, que algún fenómeno extraño aparece si se regala confianza.
«En la confianza está el peligro» reza una frase de grandes sabios.
Cuando las hormonas dopaminas y Serotoninas están en un nivel deprimido, la persona afectada anda buscando apoyo emocional en la orientación de alguien que desgraciadamente persigue cazar almas desesperadas.
Desde el momento en que se le permite a un tercer elemento enterarse de la Ley Causalidad dada en ese socializado encuentro, de inmediato afloran las circunstancias negativas.
Si te cuento mis problemas, no estaría dispuesto a invertir para solucionarlos.
Al contrario, el morbo de hurgar eleva tus emociones malvada en alegrarte del mal ajeno.
Hay regalos que resultan tan caros, que una persona emocionada ante un planificado proyecto, en el cruce de aceptar un detalle y la confianza del que la entrega iniciar preguntas personales, como estrella fugaz se desvanece dicho plan tan pronto esa persona curiosa
obtuvo la información.
Por esas extrañas enfermedades conductual de quienes nos rodean, debemos cuidar igualmente como lo hacemos con los órganos vitales, así también con nuestra imagen y bienestar individual de la cual depende las de otros.
Mis problemas son tan míos, que tengo el compromiso de hacerme amigo de ellos hasta lograr encontrar la dirección por donde sacarlo de mis emociones.
Tal como reza la desiderata:
«Camina plácido entre ruido y prisa, sabrás la paz que ha de disfrutar en el silencio»
Pues nunca se equivocan los sabios como quienes escribieron…
«El silencio es más elocuente que las palabras»
«Para un mal hablar, un bien callar»
«No te fíes al salir a la calle ni de tu camisa, porque desnudo te puedes dejar»
Quien logre encaminar su vida condicionado al Arte de la Prudencia, notará ver transfigurar el poder de Dios en su cautela, percibiendo la sinonimia entre gracia y bendición.