Por Hilario Ramirez
Cuando hablamos de dolencias sociales y en procura de soluciones, se dan fenómenos que a veces lucen extraños por su imagen paradójica.
Dentro de esa proyección discordante, se manifiesta con puntos contradictorio la presencia de Dios.
En Higüey el planteamiento del Lic. presidente del partido PLD, Danilo Medina, tras afirmar que al finalizar su gestión última, el precio de la factura eléctrica fue el más económico y concomitante a esa variable se sumó el eficiente servicio de 24 horas sin apagones.
El divino fenómeno y presencia de Dios se observa en la bofetada moral de parte de la figura cuestionada por la campaña de la que fue oposición cual logró demeritar para así sacarlo del Poder Ejecutivo.
Bofetada ética: porque saliendo del político cuestionado por un discurso de patrañas desde grupos que a sabiendas de tener claro el objetivo buscado, al sumarse a Marcha Verde, se delata la certidumbre de la exhortación en el Marco Jurídico sobre «respetar el debido proceso».
Pues, desde que la literatura novelesca con Operaciones judiciales fue abriendo páginas procesales y puertas de imputados, el país fue testigo del Shows Mediático por encima de una real intención a devolver la calidad de vida de los dominicanos a través de los «recursos económicos sustraídos al erario».
Tan pronto el nuevo presidente, Luis Abinader enfatizó que en su gobierno no se hará culto a vacas sagradas.
La saliva retornó a la boca del mandatario, porque su compañera de partido se encargó de rociar bendiciones sobre el concepto Subsanable.
Hasta en las contradicciones y/ o paradojas, debemos buscar la transfiguración de
nuestro Dios divino.
Sed justos si querer ser felices !
A partir del razonamiento lógico que demuestra, todo lo que brilla no necesariamente es oro. Pues a Danilo Medina como uno de los líderes políticos en el Sistema de Partidos políticos Mayoritario, lo redujeron en el contexto comparativo al campo minero, a un material de cobre, a pesar de su certera visión de oro acerca de quién tiene la verdad ?
Danilo entregó al sector eléctrico una empresa que el PRM convirtió en figura despectiva para moldear la psiquis del dominicano en ubicarla igual a «una mujer puta Catalina» en sustitución de Punta Catalina.
Irónicamente con Celso Marrancini al frente de las generadoras, Catalina dejó de comportarse como puta, para permitir que sus privilegiados actores puedan hacer de una conveniente crisis en el servicio de energía, la más bonanza de sus capitales.