Razonando

Por Alejandro Espinal
Parece que el presidente Luis Abinader está muy entregado a anunciar obras semana tras semana. Muchas de ellas parecen improvisadas. Como solía decir Calderón de la Barca: «Las palabras son del viento, y el viento se las lleva».
Recientemente, el presidente anunció que su meta para 2028 es erradicar el hambre en la República Dominicana. ¡Dios lo oiga!
Sin embargo, erradicar un mal que ha perdurado durante siglos no es una tarea fácil, especialmente cuando la corrupción gubernamental, que persiste de un gobierno a otro, se apodera de más del 30% del presupuesto anual.
La cantidad de 4 mil 500 millones de pesos destinados al bono navideño (que es muy merecido para los necesitados) demuestra que estamos muy lejos de poner fin al hambre y a la pobreza extrema que afecta a casi la mitad de la población.
Nos preguntamos si el entusiasmo del presidente por sus proyectos es genuino o si simplemente se trata de una campaña anticipada de su partido para 2028.
Además, uno podría cuestionar si la reforma fiscal que fue retirada era para tomarnos el pelo, ya que en este momento, sin una reforma, ahora es que se está hablando de mucho dinero.
La realidad es que, como dice el viejo comercial, «este es un país muy especial», y quizás el presidente Abinader, como Cristo, pueda multiplicar los panes y convertir el agua en vino.