Buenos días. El tema de la violencia contra la mujer dominicana es recurrente, abominable, creciente, siempre presente, en definitiva vergonzoso… Y lo peor es que no se observan intenciones en concreto, tampoco políticas públicas funcionales para frenarlo de raíz. En lo que va de año ya totalizamos 24 feminicidios, una penosa realidad que más que un número desdeñable, nos lacera como familia, como individuos y sociedad en sentido general. El país luce desarmado frente al imponente fenómeno y, en cierto grado, agotadas las instancias oficiales creadas para encararlo con inteligencia y eficacia. A menos que no sean cuestiones coyunturales, ejecución de operativos más bien mediáticos en fechas específicas, se siente poco un Ministerio de la Mujer que muchas veces da la impresión de que no existe. Ante el deprimente cuadro que vivimos frente a los constantes asesinatos de féminas, la sociedad tiene que ponerse de pies y empujar hacia un cambio urgente de visión que, además del Estado, enrole a las iglesias, a los organismos comunitarios y las academias. ¡Es tiempo de un sacudido contundente y definitivo!.
