Buenos días. La economía dominicana ha mantenido un admirable crecimiento durante décadas. Con escasas altas y bajas, el país ha consolidado el privilegio de contar con una de las economías más robustas de su entorno geográfico. Precisamente este viernes los diarios se hacen eco del anuncio hecho por el Banco Central respecto a que, hasta agosto de este año, la actividad económica alcanzó un crecimiento interanual de 5.1%. ¡Son buenas noticias! Pero como siempre, subyacen las interrogantes acerca de los beneficios que el crecimiento constante deja y el destino de los mismos. Lo real es que el crecimiento económico no ha logrado, tras exitosas décadas, desparramar sus beneficios hasta hacer posible que la inmensa mayoría de los pobladores sean alcanzados. Innegablemente, ha persistido una concentración poco proporcional de la riqueza y, en cambio, lo que ha crecido es la desigualdad en todos los sentidos. Hay extrema desigualdad en el salario, en el desarrollo humano, en la calidad de vida por el alto costo de la canasta familiar… ¡En fin! La gente de a pies no es impactada por el crecimiento que el país ha mantenido en su economía. ¡Y ya es hora de preguntarse por qué! ¿Hasta cuándo se mantendrá la distribución injusta de las riquezas que producimos? ¿Quién se chupa los beneficios que se derivan de una economía estable y con crecimiento sostenido por décadas? ¿Por qué esos beneficios nunca abarcan a los de a pies? ¿Quién tiene las respuestas?