El sistema eléctrico nacional colapsó este martes en República Dominicana. Lo que se conoce hasta el momento, es que el fatídico evento tuvo su epicentro en una falla de la subestación de San Pedro de Macorís, lo que habría provocado una reacción en cadena que afectó el cuerpo completo del sistema eléctrico nacional. Tras largas horas de interrupción del servicio, se verificaron consecuencias sensibles que afectaron el aparato productivo, el transporte masivo, las labores públicas y privadas, así como la cotidianidad y otros servicios habituales. A pesar de que en medio del caos nadie desde las instancias oficiales ofreció orientación alguna, al final las autoridades abordaron el grave caso y comunicaron que está en curso una investigación, a cargo del Departamento Nacional de Investigaciones (DNI), con la finalidad de detectar las reales causas que originaron el lamentable colapso del aparato eléctrico. Las consecuencias derivadas del problema cobraron cuerpo con mayor preponderancia en la capital y Santiago, verificándose situaciones como la paralización del Metro, de los teleféricos y otros medios de trasporte, por igual interrupciones en hospitales, comercios, escuelas, obligando a evacuaciones de diferentes índoles. Lo que ocurrió ayer provocó sensibles pérdidas que se supone serán evaluadas y, en casos necesarios, resarcidas por las autoridades, pero el gran interés de todos los dominicanos, en verdad se centra en los resultados que deberá arrojar la investigación anunciada, que se espera sean transparentes, libres de sospechas, manipulaciones y dudas, que garanticen certeza, credibilidad, y que identifiquen sin titubeos ni componendas, las reales causas de lo ocurrido. Y qué, por qué y quien, las ocasionó. Tal vez lo ocurrido deba aprovecharse para sacar del sistema a fracasados y perdedores, para hacer una reingeniería sincera apegada a compromisos serios con la nación, tal vez sea el momento de reconocer que lo acontecido, es solo consecuencia de lo que se ha permitido para proteger y beneficiar a terceros… ¡Ojalá que así sea!
