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Un circulo vicioso de conductas inútiles… Creciendo Juntos

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Dra. Felícitas Kort
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A lo largo de la vida he observado con preocupación a parientes y amigos viviendo en un círculo vicioso, en el que expresan pensamientos negativos, ideales pesimistas, ansiedad y depresión. Se tarata de una situación difícil para cualquier ser humano.  Motivado en esa realidad  comparto con los lectores de «Creciendo juntos», este intesante trabajo expuesto por la Psicóloga y escritora, Felicitas Kort.

«Un circulo vicioso de conductas inútiles»

Autora: Felícitas Kort

Estar dentro de un circulo vicioso implica hacer una y otra vez un mismo acto, repetir una escena, una situación, obteniendo los mismos resultados o similares. Esto se refleja también en los pensamientos y las emociones, pues limita en la persona la capacidad de asumir una actitud positiva ante las situaciones que debe enfrentar. Estar en un circulo vicioso es sentirse en un callejón sin salida.

Interpretar los acontecimientos con pesimismo y desesperanza tiene numerosas consecuencias psicológicas: reduce la autoestima, interrumpe la concentración, aumenta la culpa y socava el encuentro social. Por añadidura, este modo de pensar puede traer consecuencias biológicas: patrones desorganizados en el sueño, agitación o lentitud, inapetencia.

A su vez, dichos sintomas incrementan las creencias sobre la propia debilidad o minusvalia.

Antes se pensaba que la causa de los pensamientos negativos era la depresión, pero con la llegada de la psicología basada en la evidencia cientifica, el objetivo es «atrapar» el pensamiento y, con mente abierta, reunir las evidencias a favor o en contra de la realidad. Al familiarizarse con los patrones de pensamiento habituales es más fácil salir de las explicaciones negativas y la desesperanza, y mejorar el estado de ánimo, si no existen trastornos bioquímicos en el cerebro.

Los pensamientos inútiles se definen por el modo de procesar la información. No solo reducen o paralizan las actividades que previamente producian logros o placer, sino que instigan a conductas que empeoran la dolencia emocional.

Comienza entonces un circulo vicioso para evitar lugares y situaciones que evocan depresión y ansiedad. Sin embargo, se olvida que la huida intensifica la angustia y minimiza la confianza en la capacidad para actuar. La consecuencia de esto es un estilo de vida cada vez más restringido y sujeto al miedo. Huir también enseña la norma inútil de que la única manera de enfrentar una situación difícil es escapar, esto implica descubrir si los miedos se basan en predicciones reales o si son reacciones inútiles.

No obstante, identificar los pensamientos con detalle momento a momento da la posibilidad de una mayor libertad para elegir la manera de reaccionar, en vez de hacerlo automáticamente. El objetivo es mantener un enfoque realista para superar los conflictos y no abandonar las posibles soluciones, aunque los resultados inmediatos no sean visibles.

En cuanto a las emociones, conviene observarlas y no magnificar. Es mejor decir «tengo miedo», en vez de decir «me aterran los acontecimientos».

Recordar que las emociones cambian constantemente. A veces son más fuertes y otras por intervalos pierden intensidad. La conducta pasiva se apoya en los pensamientos negativos, las preocupaciones, en la inactividad, la desesperanza y el aislamiento. Otras veces se busca la seguridad y el bienestar por medio de un apoderado que actúe en favor, porque no se quiere afrontar el reto de respaldar y enfrentar las responsabilidades.

Así se aleja la independencia individual, y el pensamiento inútil es «los demás lo hacen mejor». Delegar es la reacción a darse por vencido, a no asumir ninguna responsabilidad, a no responder de manera proactiva. Es tener la creencia de que cualquier cosa que hagamos, ya sea en el momento o posteriormente, carecerá de importancia.

¿Cómo puede entonces la pasividad tomarse activa? Para detener el proceso de apatia se requieren conductas tales como planificar acciones, descartar los pensamientos inútiles, reconocer las trampas que inhiben la productividad e incorporar nuevos hábitos que harán cumplir los objetivos bajo el prisma distintivo de una toma de dos o tres decisiones especificas, concretas y que aseguren resultados a plazos cortos.

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