Buenos días. Resulta insólito que recibiendo el Ministerio de Educación el 4% del PIB, que solo este 2024 representa ingresos por el orden de los 297 mil millones de pesos, República Dominicana tenga que pagar sumas millonarias para acomodar a más de 16 mil alumnos para los que no hubo cupo. El ministro Ángel Hernández anunció un acuerdo con los colegios privados, del que los dominicanos no tienen mayores detalles, que representa un pago de 500 dólares por cada estudiante acogido por esos negocios. El hecho de que aun manejando el mayor presupuesto del sector público el referido Ministerio no cuente con las aulas suficientes para albergar a todos nuestros estudiantes, destapa inquietantes interrogantes acerca de la calidad del gasto, el rendimiento educativo, la proporción de lo invertido entre gastos administrativos y docentes, en comparación con la construcción de aulas, así como de las inversiones orientadas a mejorar el desempeño entre los alumnos. El hecho de que en el 2023 se gastara el 45 % de los ingresos en nómina administrativa, sin incluir al profesorado, envía la señal de que no hay una distribución adecuada de los ingresos percibidos, menos una focalización certera de las áreas que deben ser mayor y prioritariamente impactadas. Es grave que el gasto de los exorbitantes ingresos de Educación no cuente con supervision ni evaluación del órgano aprobado por el Pacto Educativo y la Ley general que rige el sector. Penosamente se admite que la unidad responsable de lo indicado, nunca se ha reunido, nunca ha evaluado los gastos, nunca ha evaluado la eficacia de estos, ni medido la calidad y rendimiento educativo logrado a lo largo de los diez años de vigencia del 4%. En esas irresponsabilidades radica el contrasentido de que, a pesar de recibir más de 300 mil millones de pesos, Educación nos avergüence pagando a colegios privados los cupos que no ha sido capaz de asegurar al alumnado del sector público. ¡Que viva la democracia y sus francachelas!
