Buenos días. Resulta insólito que recibiendo el Ministerio de Educación el 4% del PIB, que solo este 2025 representa ingresos superiores a los 300 mil millones de pesos, en República Dominicana estemos hablando de carencias de aulas para albergar a niños el próximo año escolar. Es un contrasentido para el que no hay explicación y mucho menos justificación que pueda valer. Peor aún, es la reiteración de una carencia que el país viene padeciendo en los últimos años y que, como se recuerda, en 2024 las autoridades educativas debieron pagar cupo en aulas privadas para albergar a más de 16 mil alumnos sin espacios en los centros educativos públicos. ¿Cómo entenderlo? El hecho de que aun manejando el mayor presupuesto del sector público el Ministerio de Educación no hayas priorizado canalizar una parte de sus monumentales recursos para proveer aulas, es algo que raya en la aberración que destapa inquietantes interrogantes acerca de la calidad del gasto, el rendimiento educativo, la proporción de lo invertido entre gastos administrativos y docentes en comparación con la construcción de aulas, así como de las inversiones orientadas a mejorar el desempeño entre los alumnos. El hecho de que más del 50 % de los ingresos se destinen a la nómina administrativa, naturalmente envía la señal de que no hay una distribución adecuada de los ingresos percibidos, tampoco una focalización de las áreas que deben ser mayormente impactadas. Es grave que el gasto de los exorbitantes ingresos de Educación no cuente con supervisión, ni evaluación el órgano aprobado por el Pacto Educativo y la Ley general que rige el sector. Aunque lo que penosamente se sabe que la unidad responsable de lo indicado, nunca se ha reunido, nunca ha evaluado los gastos, nunca ha evaluado la eficacia de estos, ni medido la calidad educativa a lo largo de los años de vigencia del 4%. En esas irresponsabilidades radica el contrasentido de que, a pesar de recibir más de 300 mil millones de pesos, Educación se permite la realidad expuesta. ¡Y lo peor es que todo pasa y nada pasa!
