
Buenos días. Se nos tiene acostumbrados a los anuncios espectaculares acerca de hacer cosas, pero que el paso del tiempo se encarga de borrar. Los ejemplos son tantos que pudiéramos preparar una antología, solo que hoy nos detendremos en el anuncio hace más de cuatro años de la reforma policial. No debe olvidarse que, en los inicios de dicha iniciativa, el entonces ministerio de lo Interior, Chú Vásquez, prometió una y otra vez que la institución experimentaría cambios estructurales y que la policía iba a tener “cero corrupciones” debido a su transformación profunda. Incluso, antes de que fuera removido del cargo, el funcionario aseguró que ya los agentes policiales están recibiendo mejor salario, atención médica como nunca, que se nota hay dignidad en los cuarteles, que disfrutan de facilidades para que su vida sea diferente, y que la institución vive “un proceso de transformación total, que marcará un antes y un después en la República Dominicana y aquí vamos a tener una de las mejores policías y para eso contamos con apoyo de entidades similares de países como Colombia, Costa Rica, España y Estados Unidos”. Nadie tiene interés de convertirse en aguas fiestas, pero lo cierto es que la sociedad no acaba de sentir que su policía nacional se haya transformado. ¡Y los hechos están ahí! Las mismas mañas, los mismos excesos y abusos, las ejecuciones sumarias de supuestos delincuentes, siguen formando parte de un accionar que, en vez de provocar confianza y seguridad en la población, más bien generan temores y rechazos. ¿Por qué no se ofrece un informe creíble acerca de lo que el país ha invertido hasta ahora en una supuesta reforma que no puede exhibir ningún cambio del que la ciudadanía se beneficie?








