Buenos días. Son casi nulas las posibilidades de que haya variación significativa en la decisión de los legisladores, en cuanto a la aprobación del Código Penal sin las tres causales. De ahí que generan pocas expectativas las vistas públicas convocadas a partir de este lunes por la comisión de diputados que tiene a cargo estudiar la pieza. La sociedad tiene claro que la convocatoria no es más que un recurso de relaciones públicas, un cumplido social de parte de un Congreso Nacional que se quedó sin voluntad propia e independencia para aprobar un nuevo código moderno, que precisamente deja de serlo cuando excluye las tres causales. La fidelidad a compromisos, a intereses y dogmas que no se ven, pero que todos sabemos están ahí, precisamente abortan el justo derecho de la mujer a interrumpir el embarazo cuando el mismo representa una amenaza para su propia vida, cuando es el resultado de algún incesto o cuando hay deformaciones fetales comprobadas. Nada se puede esperar de un Congreso Nacional que aprueba la pieza sin ni siquiera leerla, menos cuando muchos de sus integrantes acostumbran legislar para ellos o hacerlo para intereses puntuales, ajenos a la sociedad. Sería interesante que nos situemos solo por un momento en el escenario cuando una víctima embarazada por una violación, sea precisamente hija de uno de nuestros legisladores. ¡Pero ellos están al margen de eso, naturalmente!
