Buenos días. Otra vez el hedor del Barrilito sobrepasa la frontera del Congreso y se expande entre vergüenza e irresponsabilidades por toda la conciencia nacional. El programa el Informe reveló ayer cifras, pruebas y documentos que no solo colocan a la vista el hecho de que los dominicanos tuvimos que sacrificar la suma de 369 millones de pesos en 2023 para costear esa verguenza, sino que otra vez se comprueba que una gran cantidad de ese dinero es gastado en francachelas, trivialidades, buenas comidas y vinos, entre otros descaros. Al igual que el llamado cofrecito, esta afrenta nos coloca ante una de las versiones más descarada de la charlatanería política criolla y, a la vez, frente a una de las manifestaciones más ruidosa y vil de la corrupción de cuello blanco. El pueblo tiene que costear con sacrificios este tipo de prácticas que la democracia se permite, a pesar de que no solo desafía a la Constitución, sino que encarna una burla por la falta de respuestas a necesidades primarias expandidas por todo el territorio nacional. ¿A caso tienen esos señores aval moral para juzgar a otros y legislar en materia de persecución y castigo a la corrupción?
