Buenos días. Pocas veces se había visto un uso tan agresivo, directo y persistente de los medios masivos de comunicación, tradicionales y modernos, en contra de una gestión gubernamental y de un régimen político en específico, como ocurre en esta oportunidad contra Venezuela y su presidente Nicolás Maduro. Lo que se armó de cara al proceso electoral celebrado este domingo fue una auténtica artillería mediática desde donde se utilizaron todas las armas de persuasión para imponer una percepción manipulada, política e ideológicamente interesada, salpicada de medias verdades, falsas noticias, inventos y mentiras, una sobervia estrategia de manipulación con el solo propósito de inculcar en la mentalidad de los venezolanos y el mundo, que Maduro haría un fraude para quedarse en el poder. Medios y periodistas, venezolanos, norteamericanos, latinos y europeos, pasaron a convertirse en soldados armados con una de las más letales de las artillerías, la manipulación masiva a través de la televisión, la radio, las agencias de prensa, las plataformas digitales y las influyentes redes sociales. La artillería mediática se activó con toda su diversidad y energía para vender la percepción de que la oposición política venezolana ganaría seguro las elecciones de este domingo. Se construyó un discurso a base de presentar al chavismo y a su candidato en la contienda, Nicolás Maduro, como un dictador que había que sacar del poder para supuestamente recuperar la libertad de la tierra de Bolívar. En ese contexto, actores y actrices fueron y son puestos en escena repitiendo como papagayos las notas que se concibieron en el pentagrama político para descalificar al chavismo, para ridiculizarlo y para venderlo al mundo como un régimen dictatorial, responsable de los problemas que confronta Venezuela, que en definitiva son el resultado del bloqueo y las sanciones económicas estadounidenses y europeas. Esa guerra mediática es digna de estudio de los analistas, especialistas y academias que conocen el poder de los medios para moldear a ciudadanos y sociedades.
