La denuncia del Decano de Ciencias Jurídicas de la UASD

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Henry Polanco
No es la primera vez que se denuncia, ni será la última, siempre que un comportamiento inadecuado y altanero, extravagante, se observe por las injerencias innecesarias del actual Ministro dé Educación superior, a lo interno de la UASD, algo que se respetó en administraciones pasadas por parte de  los incumbentes, Doña Ligia Armada Melo, y Alejandrina Germán, esta y última apodada la Dama de Hierro,
Al repensar la universidad, implica que necesariamente poner en cuestión las relaciones de poder que permean esta institución, la cual han mutilado su creatividad, sus responsabilidades y, esencialmente, la libertad de profesores y alumnos, así como servidores Universitarios.
La práctica académica fundada en la disciplinas, con programas impuestos, en evaluaciones punitivas, en el centralismo y el autoritarismo de quien administran mayores recursos económicos y dé poder, es muy aberrante en una universidad de estirpe democrática, esto ha producido en consecuencia una inercia, en el inmovilismo y la incompetencia.
Las relaciones de poder en la universidad no pueden ser analizadas y criticadas sin relacionarlas a la realidad política y cultural mas amplia de la sociedad.
Estas no se manifiestan exclusivamente al nivel de la reproducción de la estructura social mas amplia, o solamente en los términos del Estado o del aparato del estado,
Por tales razones nos resulta sumamente importante y a la vez preocupante la valiente denuncia que hiciera él Decano de la Facultad de Ciencias jurídicas y políticas, y  aspirantes a la Vicerrectoría dé Extensión, Dr, Radhames Bautista López, Sobre la injerencias y utilización de los recursos del Ministerio dé Educación superior, en favor de la candidatura y esposa del Ministro, quien a su vez aspira a la misma posición, y quien que con sus méritos propios, posee las cualidades para tal aspiraciones, lo cual es innegable, sin necesidad de la injerencia del organismo institucional que hoy preside su esposo, quien además tiene gran influencia y liderazgo político a lo interno de la UASD, cómo profesor meritorio  ex Rector y un académico de grades éxito y el cual no necesita actuaciones dé  arrogancia de abuso de poder que hoy pregona, no lo necesita para alcanzar mas triunfo,
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) posee falencias en normalizar controlar los recursos que hoy exhiben en una campaña electoral para elegir autoridades, jamás se han cuestionado cómo,  dé donde salen, todos los recursos dé una campaña, y que son exhibido con muchas algarabía por los internos, en desigualdad dé las competencias entre los candidatos que manejan recursos a los internos, y los que no tienen el mismo nivel de gastos,
Es así, como podemos observar que la evidente actividades del proceso electoral Universitario, el comportamiento de  un  ministro, se percibe como violación de principios que  rigen con los principios éticos dé la ley No.120-01, que instruye el Código de ética del servidor público en República Dominicana,
Tanto la honestidad. Que es el atributo que refleja el recto proceder del individuo, contentivo de elementos  vivos de decencia y decoro; en su compostura y urbanidad. La honestidad  implica buen comportamiento, del Servidor Público.
Así como, La justicia y la equidad. Las cuales Obligan a los servidores públicos a actuar, respecto de las personas que  demandan o solicitan sus servicios, sin ningún tipo de preferencias y sin  consideración de género, religión, etnia, posición social y económica u otras  características ajenas al fondo del asunto y a la justicia.
Algo que según parece ha sido obviado por el incumbente en su afán de demostrar poder y liderazgo frente a los actores que internamente compiten, a sabiendas que la relación marital juega un papel dé discreción y de prudencia en este tipo de procesos,
La Dirección General de Ética y Moral que preside la ex vicepresidenta de la República Dominicana y que bastante activa es frente algunos casos, debería llamar la atención ante tal comportamiento, por el bien institucional, y por el bien de las relaciones dé poder, en la administración pública institucional descentralizada.
Hoy, la universidad no debe concebirse, como un un ayuntamiento, para repartirlos como botín entre partidarios, como lo fue en el período, 2008, 2011, sino, cómo un proyecto educativo, cultural y social, que implica la apertura a la posibilidad de experiencias inéditas en docencia, investigación y extensión, en momentos en los cuales diversos cambios del entorno afectan y seguirán afectando a las universidades, la conversión de COVID-19 en una pandemia que ha cambiado muchas perspectivas de la vida en común; las amenazas a la vida sobre el planeta, producto de un patrón civilizatorio, de Guerras permanente contra la naturaleza y vida del planeta, en pleno Siglo XXI,
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