Razonando…

Alejandro Espinal
Por Alejandro Espinal
Este es un tema muy delicado ya que envuelve a familiares y amigos de cualquiera de nosotros. Es muy raro que, en una familia o personas del entorno, no exista uno o varios familiares y/o allegados que no estén marcados por el juego de azar.
El juego de azar es la actividad donde compiten dos o más personas sometidos a una regla y que está basado en la suerte, más que a la inteligencia y habilidades. Ejemplo de estos son: el bingo, cara o cruz, el dado, la ruleta, el poker, las máquinas tragamonedas.
Ludopatía es la adición a los juegos de azar, de ahí que la siquiatría la trate como un problema de salud mental, ya que está presente en el cerebro con la liberación de dopamina, la cual es considerada como un neurotransmisor causante de sensaciones placenteras y sensación de relajación. Todos tenemos esta neuronas transmisoras hasta en el placer sexual.
Esto dice la ciencia, pero la calle también lo dice de otra forma. Cuando alguien juzga a un vecino como perdido en el «vicio» del juego, indicando que todo lo producido en una semana se queda en las patas de los caballos conllevando a dejar su familia sin cubrir sus necesidades.
Es el juego de azar el causante del gasto de dinero en el menor tiempo. Por ejemplo, una fiesta de cumpleaños puede costar cientos de miles de pesos por cinco o siete horas, pero esa misma cantidad de dinero en juegos o apuestas puede gastarse en menos de un minuto, es decir en una parada.
Algunas personas son identificadas como adictos al juego cuando no tienen una vida de parrandas, de tragos y mujeres y ni exhiben lujos, sin embargo el dinero no se le ve.
Abundan los casos de negocios llevados a la quiera por esta debilidad de los seres humanos.
Con frecuencias personas de alta categoría, incluyendo profesionales, salen para el casino en su carro de lujo y regresan a casa en un taxis pagado «generosamente» por su verdugo.
Otros con menor categoría llegan a su casa hasta descalzos porque han quedado con los bolsillos pelados.
Cuando se gana se tiene una sensación de poder y se quiere seguir hasta rematar al contrario, pero el dinero del juego es prestado porque en la revancha puede volver a la otra mano.
Al perder sienten sensación de que pueden lograr el triunfo y no quedarse perdido, por eso siguen y empeñan todo lo que sean sus pertenencias para tratar de cambiar la situación.
Muy pocos pueden levantar la mano y decir tengo mi fortuna jugando, al contrario, a los dueños del negocio son los que siempre están felices, gordos y coloraos. No se cansan de gritar «la casa pierde y se ríe». Lógico.
En los barrios populares donde existen como esperanza más bancas de loterías y apuestas deportivas que aulas escolares, el clamor es «el jugador en chancletas y el banquero en jipeta», como un dolor de la ilusión frustrada.
La fraseología popular para cada ocasión tiene su sentencia es aquí la del jugador «EL QUE JUEGA POR NECESIDAD PIERDE POR APUROS «.
Prevenir adicción:
1.- ponga un límite de cantidad al jugar
2.- Identifique el impacto que puede producir
3.- No juegues por dinero. Disfruta.
4.- No pidas dinero prestado para jugar.
5.- No utilices el juego como vía de escape.
6.- Pide ayuda a amigos y familiares