Por Cornelia Margarita Torres
El Concejo Municipal y la alcaldía de la ciudad de Santiago de los Caballeros, tuvieron la gentileza de nombrar una calle en memoria de quien fuera mi esposo, Radhamés Gómez Pepín. El asunto estuvo en trámites desde los finales del año pasado y a mí me hacía mucha ilusión porque en verdad nunca conocí a otro santiaguero más santiaguero que él. Allá quiso que lo enterraran, porque anhelaba descansar para siempre junto a sus padres, su abuela y su hermano.
De las diligencias referentes a la calle, se ocupó el periodista Carlos Manuel Estrella, quien a pesar de ser un hombre joven, mantuvo una amistad muy estrecha con Radhamés y fue él quien dijo un panegírico inolvidable la tarde del entierro.
A mí me produjo júbilo la noticia de la asignación de la antigua calle 13 de Villa Olga, como Radhamés Gómez Pepín, y junto al presidente del Concejo Municipal coordinamos el programa de la ceremonia inaugural, que el Ayuntamiento organizó con mucho esmero y para la misma nos desplazamos ayer jueves 6 de junio, don Pepín Corripio, Bolívar Díaz Gómez, director de El Nacional; Leo Corporán y otros del personal de El Nacional, más Chiqui, Momoncho, César y Adriana (cuatro de los hijos de Radhamés); su hermana Teresita y algunos descendientes de quienes fueron amigos íntimos de Radhamés.
Cuando llegamos al lugar, cerca de las cuatro de la tarde, el cielo estaba encapotado. Habían dispuesto una carpa cruzando la calle, y no muy lejos ya estaba preparada la banda de música. Comenzó a caer una llovizna al inicio de la ceremonia, pero pronto aparecieron relámpagos y truenos, arreciando la lluvia que obligó a que la banda de música se refugiara en la marquesina de una casa particular desde donde tuvo que interpretar el Himno Nacional. Se desconectó el micrófono, y sin pérdida de tiempo se leyó la resolución del cabildo asignando la calle.
Primero fue como un pequeño arroyito que empezó a atravesar la carpa y nos dividimos para dejarlo pasar sin mojarnos los pies. Luego habló Héctor Martínez, presidente del Concejo; mientras el arroyo crecía haciendo inevitable que nos mojáramos los zapatos. Entonces Carlos Manuel Estrella tomó la palabra, diciendo cosas tan conmovedoras como que Radhamés había sido para Santiago algo así como las Águilas Cibaeñas o el Monumento a los Héroes, una exageración, que yo agradezco con toda mi alma.
El arroyo se transformó en un río con una corriente importante y la brisa amenazaba con hacer volar la carpa que nos techaba y en medio del acabose fue preciso terminar el acto. Todos asumimos el asunto con buen humor.
Don Pepín Corripio recordó que a Radhamés no le gustaban los homenajes y tal vez intervino para que este se acabara más rápido de lo previsto. Los santiagueros estaban felices con la lluvia que refrescó una tarde que había empezado muy calurosa y sofocante y en cuanto a los familiares, también acabamos muy felices y agradecidos con todos los munícipes y con cuantos se esforzaron por estar presentes.
Muchas gracias.