Los diez mandamientos y la ingratitud humana

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Por Tony Pina

A partir de este Domingo de Ramos se exhibirá en los cines de Estados Unidos la versión de Moisés donde más personas participan en el rodaje de una película: alrededor de 20 mil.

«Los Diez Mandamientos«, de Chaltiob Heston, también es una de las películas de mayor duración: casi cuatro horas.

La historia bíblica de la vida de Moisés, el salvado de las aguas del río por la hermana de Seti, el faraón, cuenta la envidia y la desidia de Ramsés, quien sería el sucesor del trono.

Esta versión, además, refresca la ingratitud del pueblo hebreo cuando Moisés fue escogido por Dios para sacar de Egipto a los israelitas para llevarlo a la tierra prometida, una proeza supuesta a cumplirse en 40 días a través del desierto, pero que duró 40 años debido a la naturaleza ingrata del ser humano.

El ascenso de Moisés al Sinaí, donde recibió la Tabla de los Diez Mandamientos después de haber cruzado el Mar Rojo y ponerse a salvo del iracundo faraón Ramsés, es una manifestación irrebatible del poder de Jehová cuyo nombre es tomado en vano por tantas gentes que precisamente engañan al mundo utilizando su nombre.

Propicia es la ocasión que nos brinda Heston para reflexionar en este mundo de igual o más maldad que cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto.

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